SAMARKANDA

SAMARKANDA
Bienvenido al karavansar. No por casualidad he llamado así a mi blog, puesto que en alguna lengua de Oriente se llama de este modo a la posada, la pensión, la fonda, donde descansar antes de seguir el camino. Decir que la vida es un tránsito no es descubrir América (que también se hizo en un tránsito, pero por mar), pues ya muchos autores lo expresaron. Pero sí quiero señalar la provisionalidad, el azar, la hospitalidad, el descanso, la cercanía que produce "pasar" por un sitio desconocido a algo más seguro, que es el fin del viaje. Desde Jorge Manrique hasta Antonio Machado se ha plasmado la imagen del hombre como viajero. Y este blog pretende que nos encontremos, "ligeros de equipaje", en esta parada y fonda virtual, que no virtuosa. Hasta pronto.

viernes, 15 de enero de 2010

NUEVOS TESTIMONIOS SOBRE NOVATADAS

Está visto que mi reflexión sobre el tema ha hecho reflexionar, también, a más de uno. Y me llega otra opinión de quien las padeció, las ejecutó y lo que piensa ahora que ya no es colegial, una vez que suprimo nombres de personas mencionadas:"... acabo de ver la última entrada de tu blog y me he quedado blanco; en serio que tengo un hormigueo en el estómago.
Y es que se me han venido a la cabeza los momentos vividos y, reflexionando, uno se da cuenta de que si se pasa de rosca, puede ser responsable de este tipo de casos; casos que son desgracias, porque una pastilla diaria, 365 días al año... Es una enfermedad. Atónito, atónito.
Yo novateaba y fui novateado (vamos, que lo sabes de sobra) y, ¿sabes lo que me tocaba las narices? Los "pequeños nazis" (salvando las distancias, que no me quiero exceder), los veteranos que se te vienen a la mente cuando ves La lista de Schindler, los que chillan a un centímetro de la cara del novato y hacen que éste se sienta como el de la entrada de tu blog, y siendo tú veterano como él, te apetecería darle una bofetada y decirle que dejara de amenazar y de transmitir sus problemas personales. Que sea un poco más feliz y que se sepa divertirse y divertir al novato.

¿Y sabes lo que admiraba? La elegancia y el saber estar de algunos en las novatadas. No te gustará que hable de "modelo" en esto pero si lo hubieses visto en directo hasta te habría parecido bien. Siempre me decía a mí mismo que a la hora de novatear quería parecerme a ellos...

No sé. Era una forma distinta de novatear. Divertida y elegante."
Un amigo mío, sacerdote, religioso y un excelente Director, se suma a los mensajes y comenta el comentario anterior de esta forma:
"Vuelvo a leer los textos que publicas en un tu blog. El último habla de las novatadas “elegantes y divertidas”. Seguro que las hay. El problema es que en el submundo no hay leyes y triunfa la ley del más fuerte. El problema es que el veterano “bueno” que ve a otro veterano abusar del novato rarísimamente se atreverá a decirle algo. En ese mundo todos, veteranos incluidos, tienen miedo a la muerte social, a ser excluidos y marginados, a llevarse mal con el chulo de turno o con el liderillo del año. Luego, siempre está otra cuestión: ¿quién determina que la novatada “elegante” es tal? En mi opinión esa valoración la debería hacer el novato, que en la mayor parte de las ocasiones no tiene la madurez suficiente para decir lo que de verdad piensa. Él también está necesitado de un grupo, de pertenecer a él, de integrarse, y no puede ir contra lo que el mismísimo Bart Simpson llamaría la “ley del patio de recreo”. Ese mundo no conoce el poder moderador de la autoridad sino la ley del más fuerte. Y a mí, con el Evangelio en la mano, quizá por aquello de ser creyente, siempre me ha parecido que la autoridad debe ponerse del lado del más débil y protegerlo para que pueda ser realmente uno más. Por eso, no creo en las novatadas “elegantes y divertidas” donde siempre son los mismos los que se ríen y los mismos los que les toca hacer el ridículo."
Tengo que buscar un escrito magnífico que redactó el año pasado sobre este asunto, qúe él sufre en carne propia-

jueves, 14 de enero de 2010

NOVATADAS (cont.)

A raíz del texto anterior, me llegaron comentarios de amigos y conocidos sobre sus experiencias (mayoritariamente negativas). Para quienes aún defienden la supuesta ayuda de las novatadas en "integrar", olvidándose de las diferentes sensibilidades que cada cual tiene derecho a tener, reproduzco el fragmento de un correo donde un antiguo universitario se expresa así:
"De vez en cuando voy leyendo tu blog, como tu última reflexión, muy acertada, sobre las novatadas, que comparto totalmente. Como anécdota te contaré que a raiz de esos tiempos de novatadas en el (suprimo por vergüenza el nombre del Colegio Mayor), de la tensión de tener que pasar toda la noche con la puerta sin la cerradura echada, en una habitación doble, presa fácil de los veteranos, me empezó una epilepsia que todavía tengo, aunque de una forma muy leve, pero tengo que estar tomando una pastilla diaria de por vida desde entonces. Nada del otro mundo, pero estoy convencido de que el desencadenante de esa enfermedad fueron las novatadas."
Y era un chico normal y corriente, que fue un buen colegial. Sin comentario.

jueves, 7 de enero de 2010

NOVATADAS




Recientemente hemos visto en la prensa el caso de un soldado, de origen ecuatoriano, perteneciente al ejército español, que ingresó en la Legión en octubre de 2006 y en abril del 2008 hubo de darse de baja psicológica a consecuencia de las novatadas y la presión de sus compañeros y mandos del cuartel de la Legión de Viator (Almería). Nada decía la noticia sobre el castigo que se infligió a esos energúmenos indignos del uniforme. Claro que, viendo el trato que se daba a los presos de Guantánamo por parte de los soldaditos y soldaditas americanos, no se puede uno sorprender de esos arrebatos de hombres y mujeres de “pelo en pecho”, que confunden valor castrense con testosterona y sadismo, trufados con sus propias frustraciones y complejos.
El Diccionario de la Real Academia define novatada como “vejamen y molestias que, en algunas colectividades, los antiguos hacen a los recién llegados”. Mucho me temo que los sujetos activos y pasivos de dichos episodios no usen demasiado el enciclopédico volumen de la RAE, pero además, les importaría un pimiento la definición de un acto que es, de por sí, indefinible, incontrolable e impune. Las supuestas bromas, molestias, vejámenes, ritos que se exigen a los novatos en escuelas, colegios, cuarteles, internados, universidades y colegios mayores, han ido evolucionando con el tiempo y, hasta la fecha, sólo han disminuido gracias a la persecución de las mismas. Ha disminuido el número, no la intensidad. Pero se ha disparado la resonancia. Los medios de comunicación, por ejemplo, sólo se ocupan de los Colegios Mayores (olvidando su tarea educativa, sus numerosas y exitosas actividades deportivas y artísticas) para ocuparse de ellos cuando llega octubre. La realidad es que pocas o muchas, estamos lejos de que las novatadas desaparezcan.
La novatada carece de normas objetivas y promulgadas (el sentido común no es nada de eso) y no está regulada por ninguna autoridad o reglamento. El único eslabón que une a las novatadas de cada año con el anterior es el de la tradición oral, que últimamente no se viene respetando, dada la prepotencia y agresividad de las últimas generaciones de “veteranos” de segundo año ante la inexistencia de suficientes veteranos mayores que los controlen. El clima de la novatada es la clandestinidad y la mordaza. Su ámbito, el de la colaboración activa o la complicidad pasiva del conjunto de veteranos más maduros. Son poquísimos de éstos los que toman la iniciativa de condenar y perseguir a sus propios compañeros. Como se ve, todo compone un marco de imposible control y difícil evaluación.
La sociedad también ha cambiado en estos últimos años en España. Se ha vuelto más sensible, como sucede con el mal trato a las mujeres. Y el rol de padres protectores de sus hijos, posiblemente únicos y mimados (rol nada infrecuente), sumado a la lejanía física de sus vástagos pero con la “presencia” casi constante a través del teléfono móvil, crea una línea de angustia, desvelo y preocupación evidente. Una línea o varias líneas de red invisible, claro, de ida y vuelta. Resumiendo mucho, el esquema funciona así: veterano amenaza a nuevo con que si denuncia algo jamás será integrado en la “comunidad”. “Novato” cuenta a sus padres mediante el móvil lo que le hacen (a veces también lo que no le hacen) aumentando o disminuyendo la realidad, según proceda, pero exigiendo a sus padres que no digan nada a la legítima autoridad rectora. Los padres, inmediatamente, se ponen en contacto con esa autoridad y cuentan (a veces con su propia salsa), lo que el hijo les dice y hasta lo que no les dice, pero exigiendo que no actúe para que su hijo no sufra venganzas. Y la Dirección o autoridad se ve con las manos atadas, jugando a la “gallina ciega”, en medio de un corro de padres, hijos, instituciones, pretendiendo agarrar fantasmas, sin conseguir la mayor parte de las veces más que indicios y frustración. Como mucho, una información que apenas puede usar o hacer pública, al menos inmediatamente.
Varias circunstancias nuevas vienen a complicar la situación: las novatadas ya se realizan fuera de la institución, en el marco de botellones vespertinos o nocturnos, donde el alcohol corre sin problema, un alcohol al que los jóvenes (menores y mayores de edad, veteranos y nuevos, pero muchos escasamente adultos) muestran una inquietante afición progresiva cada año. Mucho más de la que bastantes padres se imaginan, que creen que sus hijos beben únicamente refrescos o cerveza de vez en cuando. La violencia que nuestros jóvenes contemplan desde niños en la realidad, en el deporte, en la televisión, en el cine, en las calles, en los patios de los colegios, cuando no en sus propias familias, a veces suma un ingrediente de perversidad no siempre aparente o bienintencionada. La presencia de chicas (que antes podía servir de contención), no sirve de nada desde que ellas han decidido igualarse a los chicos en lo más bajo: alcohol, vocabulario, agresividad.
Es relativamente cierto que una novatada puede integrar. Todo depende de la sensibilidad de quien la hace y de quien la recibe sin coacciones. Y cuando se trata de dos jóvenes que acaban de conocerse, es un “riesgo” pretender que lo que uno llama broma, el otro lo reciba como tal. ¿Cómo se puede llamar “broma” si el “novato” no está “invitado” sino “obligado” a realizarla? ¿Por qué un veterano anda vigilante cuando tiene un hermano recién llegado para que se las hagan pero sin “pasarse”? ¿Qué es “pasarse”, término que nadie sabe delimitar? Una vez más, son el sentido común, la educación y el respeto al otro, las únicas brújulas orientadoras. Pero también es verdad, y tal vez más real aún, que para integrar a una persona en un colectivo, el mejor modo es darle un buen ejemplo de conducta. El problema es que quienes más y más duras novatadas realizan son los menos ejemplares y los menos interesados en la pretendida integración. Para muchos de ellos, los “novatos” son, ni más ni menos, que “ositos de peluche” con los que “jugar” y divertirse unos días. No para reírse juntos, sino para reírse de ellos. Otra circunstancia que aclara la falsedad de la supuesta integración del nuevo colegial es que muchas veces participan ex-colegiales y, por tanto, no son miembros del Colegio Mayor.
La novatada no es otra cosa que un resto de ritos tribales de iniciación, con sus “jefecillos”, sus corifeos, sus cánticos, sus ornamentos-disfraces, etc. O sea, un esperpento de la autoridad, de cuando la autoridad, históricamente, era absoluta. En una sociedad democrática, basada en los derechos humanos, la novatada no sólo está fuera de lugar sino que es un delito llamado "maltrato". Si nuestros muchachos no están educados en el respeto al otro, las únicas formas serán la persecución, la sanción, y la paciencia. Y si es necesario, la denuncia ante las autoridades. A lo mejor algunos de nuestros jóvenes precisan pasar por algún tribunal, una condena y/o alguna(s) noche(s) de calabozo para saber lo que es ser novato en una prisión y sentir en carne propia cómo reciben allí. Pero no una cárcel con jacuzzi, sino una cárcel como en las películas americanas.

domingo, 3 de enero de 2010

LAS TARJETAS DE CARLOS


Carlos me envía cada año su felicitación navideña con unos textos tan entrañables que, de haberlos guardado, podría editar un volumen con sus palabras. Y siento una envidia enorme de cómo escribe: sencillo, lleno de profundidad y con estilo tan ágil que vuelan las letras desde Vitoria a Madrid. Por qué una persona así deja de escribir y publicar relatos? Se lo preguntaré algún día. Pero como me corroe la envidia (la envidia, como el cáncer, nunca es sana), voy a reproducir aquí su texto navideño:

"Este año en mi Belén hay la mitad de pastores que el año pasado porque han perdido su empleo. El ángel ha sobornado a los soldados de Herodes para que le dejen pasar a palacio (tal vez para convencer al Rey de que le adjudique la mensajería aérea de la corte, a cambio de sustanciosas comisiones. Los Magos de Oriente van de vacío. Y, encima, no he podido espolvorear harina porque ya no nieva en Palestina por el cambio climático.

A pesar de todo, ahí permanece la Sagrada Familia. Resistiendo todas las tormentas del momento".

Verdad que es todo un relato? Verdad que es una metáfora? Verdad que él es, también, un ángel? Da gusto tener amigos así. Que el Niño Jesús, antes de que crezca, lo crucifiquen y lo destierren de los espacios públicos, lo bendiga.