SAMARKANDA

SAMARKANDA
Bienvenido al karavansar. No por casualidad he llamado así a mi blog, puesto que en alguna lengua de Oriente se llama de este modo a la posada, la pensión, la fonda, donde descansar antes de seguir el camino. Decir que la vida es un tránsito no es descubrir América (que también se hizo en un tránsito, pero por mar), pues ya muchos autores lo expresaron. Pero sí quiero señalar la provisionalidad, el azar, la hospitalidad, el descanso, la cercanía que produce "pasar" por un sitio desconocido a algo más seguro, que es el fin del viaje. Desde Jorge Manrique hasta Antonio Machado se ha plasmado la imagen del hombre como viajero. Y este blog pretende que nos encontremos, "ligeros de equipaje", en esta parada y fonda virtual, que no virtuosa. Hasta pronto.

domingo, 26 de febrero de 2012

PERSIGUIENDO A AMY

BUSCANDO EL COMPLEMENTO

Persiguiendo a Amy se me presenta como una película "de triángulo". Llamo así a aquellas en que una mujer aparece entre dos hombres, siempre que un flujo instintivo o sentimental fluya entre los vértices. A bote pronto se me ocurren los títulos de Casablanca y Más allá del bien y del mal.
La tercera película de Kevin Smith comienza en un congreso de dibujantes de cómics, en el que Holden y Banky firman ejemplares de su último éxito editorial: la "historia" de dos jóvenes tomados de la vida real (Jay y Bob), dos antiguos compañeros de instituto a quienes pagan derechos de imagen. Dichos personajes componen un díptico muy similar al tándem de caracteres de los propios dibujantes. Por su parte, Holden y Banky aparecen como dos amigos (compañeros, camaradas, casi hermanos) tópicos: el primero, creador y dibujante a lápiz de las historias, es el más inspirado, romántico, educado, sensible.
Banky, en cambio, da sombras, perspectivas y densidades a los dibujos de su amigo. Es impulsivo, simplista y simplificador: tiene las ideas claras y sabe dónde situar cada concepto y cada persona. Se mueve por etiquetas. Cree que la libertad sexual es unidireccional: el número de chicas a las que "beneficiarse".
El uno se complementa en el otro como persona y como profesional del cómic. Son como don Quijote y Sancho. El esquema de seguridades de Holden y Banky comienza a resquebrajarse con la aparición de Alyssa, también dibujante y
autora de cómics bastante edulcorados. Como autores, Holden y Banky dibujan la acción, la masculinidad tópica exacerbada, capaz de entusiasmar a esos lectores "planos" y viscerales que les demandan autógrafos. Alyssa diseña historietas rosas, cuando realmente tiene a sus espaldas un pasado bien poco inocente. Pero es la persona de Alyssa, precisamente, quien comienza a dar lecciones: al descubrir a Banky el falso mundo de tópicos en que vive (la conversación en un bar donde le diferencia los términos del acto sexual y compite con él en jactarse de aventuras, como si le dijera: "a tío no me ganas"), a Holden, rompiéndole el esquema de chico conoce a chica a su medida, se aman y ya está. Porque la aparición de Alyssa representará el catalizador de autonocimiento final de los dos varones. Eso que el refrán define como "dime de lo que presumes y te diré de lo que careces": Banky, de una virilidad de boquilla y Holden de una tolerancia de boquilla. Por su parte, Fan, el autor negro, es un representante del "black power" de boquilla. Con su perspicacia y astucia será el primero en descubrir los auténticos sentimientos de Banky por su amigo.
Holden y Banky están de ida. Alyssa está de vuelta. Por eso no quiere prestarse al ménage à trois que se le propone. Ella ya no está para enseñar a cada jovencito (aunque sea de su edad y compañero de instituto) las asignaturas que tiene pendientes consigo mismo. En esta escena, cuando Holden expone la posibilidad de experimentar los tres juntos, Alissa se niega porque, según dice, ella ya ha recorrido ese camino y ha
descubierto que ama a Holden y sólo a él. Sin embargo, ella ha experimentado en su última etapa sólo con chicas. ¿Se trata de ese motivo o de que ama a Holden sólo para sí misma? Banky se sorprende de la proposición pero hace un esfuerzo y acepta. ¿El esfuerzo es por iniciar una experiencia con su amigo o por tener
que compartirlo con la detestable Alissa?. Quizá el más honrado o consciente sea el propio Holden, personaje tolerante y abierto, dispuesto a asimilar cuanto por amor se le ponga en el camino.
Estamos ante una película con un adecuado planteamiento, un nudo correcto y un final espléndido. Un filme "de texto". El personaje "se hace" más por lo que dice que por lo que hace. Esto tiende a suceder en el teatro de "acción verbal" (¡cuántas buenas películas se han rodado sobre piezas teatrales!). Pero es que los temas de esta película precisan más palabra que acción. No obstante, tiene secuencias de buen uso de la cámara: cuando Alyssa y Holden lanzan dianas en el bar, la noche de lluvia dentro y fuera del coche...
Creo que la película no trata tanto de hetero, homo o bisexualidad cuanto de evolución hacia la madurez en el ser humano y su relación con el entorno. Más bien presenta la búsqueda de sí mismo en una sociedad de roles sociales y de
"guettos" aparentemente liberales. Como relato, no dudaría en
adscribirlo, en parte, al género (narrativo o fílmico, da igual) "de aprendizaje", sobre todo por la figura de Alyssa: aquél en el que su protagonista vive diferentes experiencias. En cuanto a los tres protagonistas, sería una película "de búsqueda": hallar la persona amada sin percibir que a lo mejor la tiene al lado, muy diferente a su imagen previa, a esa Dulcinea inexistente que
buscaba Alonso Quijano.
Al final, la película vuelve a su principio: un nuevo congreso, donde la realidad de ellos mismos ha sido convertida en el cómic "Persiguiendo a Amy". El cómic dentro del cómic. Nueva semejanza con el Quijote como novela dentro de la novela.
El cine cumple su esencia cuando aporta algo al conocimiento del ser humano. Incluso sin salir de una habitación (La ventana indiscreta). Incluso sin salir de nosotros mismos.