SAMARKANDA

SAMARKANDA
Bienvenido al karavansar. No por casualidad he llamado así a mi blog, puesto que en alguna lengua de Oriente se llama de este modo a la posada, la pensión, la fonda, donde descansar antes de seguir el camino. Decir que la vida es un tránsito no es descubrir América (que también se hizo en un tránsito, pero por mar), pues ya muchos autores lo expresaron. Pero sí quiero señalar la provisionalidad, el azar, la hospitalidad, el descanso, la cercanía que produce "pasar" por un sitio desconocido a algo más seguro, que es el fin del viaje. Desde Jorge Manrique hasta Antonio Machado se ha plasmado la imagen del hombre como viajero. Y este blog pretende que nos encontremos, "ligeros de equipaje", en esta parada y fonda virtual, que no virtuosa. Hasta pronto.

domingo, 18 de noviembre de 2012

MI GENTE (VII) SERGIO

Todavía lo recuerdo cuando era un adolescente y ocupaba una plaza en mis clases de Literatura. Su pupitre coincidía en diagonal con mi mesa en una esquina del aula. El en un extremo y yo en otro. Me acostumbré a ver sólo su medio rostro vertical porque, dada su timidez, se escondía detrás del compañero que ocupaba el pupitre delante de él. Por eso, cuando quería verlo, y hacerle vencer esa timidez característica, lo sacaba a la pizarra y allí, de pie, le preguntaba el tema o el comentario encargado. Después, nos fuimos del Colegio. El a otro lugar y yo a otro cargo. Pero el azar (siempre mejor que una cita), nos llevó a encontrarnos algunas veces. Él, camino de su gimnasio y yo, camino de cualquier gestión en la Ciudad Universitaria. No cambiaba su aspecto. No cambiaba su carácter. No cambiaba su sonrisa. Nuevamente la vida nos ha acercado. Seguimos siendo los mismos. No exterioriza sus emociones, pero yo las percibo. Yo exteriorizo emociones pero no todas. Su compañía es cómoda como un sillón anatómico. Su silencio es cómplice como el colega que comparte secretos no enunciados. Sus ausencias no lo son, porque "está ahí", escondido ahora en los pliegues virtuales de Internet, sin perder ni ripio de lo que digo o escribo. Sus diálogos precisan una gramática. Su gestos necesitan otro diccionario.
Una de las muchas cualidades de Sergio es su dualismo, que él hace compatible sin esfuerzo alguno. Es capaz del perdón sin olvidar. Es posible que no pierda la sonrisa escondiendo un cabreo soberano. Es probable que parezca indiferente cuando está enormemente interesado. Es verosímil que sea amante y amado a la vez. Es factible que sea sin parecer y que esté fingiendo no estar. Vive en relación con el deporte y el cultivo del cuerpo aunque tiene sed de ampliar sus sentimientos y su espíritu (por eso se mantiene joven). Sabe combinar ser marido y amante, padre y amigo, amante y amigo, empresario y empleado, patrón y marinero. Mira una obra de teatro con el mismo interés que unas zapatillas deportivas. Goza y sufre a la vez sin demostrarlo. Tiene algo de flauta estrechísima y de acordeón que se abre. Y todo eso lo consigue porque vive la existencia sobre dos ruedas. De bicicleta, claro.