SAMARKANDA

SAMARKANDA
Bienvenido al karavansar. No por casualidad he llamado así a mi blog, puesto que en alguna lengua de Oriente se llama de este modo a la posada, la pensión, la fonda, donde descansar antes de seguir el camino. Decir que la vida es un tránsito no es descubrir América (que también se hizo en un tránsito, pero por mar), pues ya muchos autores lo expresaron. Pero sí quiero señalar la provisionalidad, el azar, la hospitalidad, el descanso, la cercanía que produce "pasar" por un sitio desconocido a algo más seguro, que es el fin del viaje. Desde Jorge Manrique hasta Antonio Machado se ha plasmado la imagen del hombre como viajero. Y este blog pretende que nos encontremos, "ligeros de equipaje", en esta parada y fonda virtual, que no virtuosa. Hasta pronto.

jueves, 6 de diciembre de 2012

RÉGIMEN

Según mis últimos análisis, tengo un poquito elevados el colesterol, el ácido úrico y las transaminasas. No en cantidades preocupantes, pero sí el médico me ha puesto un régimen de comidas y unas pastillas. Observando las tres dietas ("tres eran, tres, las hijas de Elena, y ninguna era buena"), resulta que puedo comer poquísimas cosas, salvo verduras, pescados y frutas. O que no debo tomar ciertas cosas como carnes rojas, cerdo, huevos, mariscos, vinos tintos de crianza, bollería industial etc. Mirar en Internet esto de mis tres dietas es una locura: en cada web dicen una cosa. Es como el cuidado de mis orquídeas. En unos se dice lo que hay que regar y cómo pero no coinciden unos autores con otros. Pues igual sucede con el colesterol "malo", el ácido úrico y las transaminasas. En lo que sí se pone todo el mundo de acuerdo es en hacer ejercicio, en dar caminatas. Así que hice acopio de ropa deportiva suficiente y a caminar se ha dicho (cuando puedo) arriba y abajo de la avenida de la Ilustración, o por el vecino Parque Norte, o por la Dehesa de la Villa, trasladándome hasta allí en mi viejo R-5 color melocotón, pues aunque tiene muchos años y pocos kilómetros (está muy bien conservado, como el dueño), conviene hacer kilómetros por su colesterol. O sea, su batería.
Son muchas las personas que caminan o corren, especialmente los fines de semana. Por la avenida de la Ilustración hacen su "ejercicio" personas mayores, algunas muy mayores, unas solas o acompañadas por empleados y empleadas de rasgos iberoamericanos. Otras, en cambio, son parejas de matrimonios que viven apoyados el uno en el otro, recordándome a mis padres. Un grupo de jubilados que juegan a la petanca. En cambio, por la Dehesa de la Villa abundan más bien jóvenes corredores con mallas ceñidas, auriculares, zapatillas de marca. Algunos días se cruza conmigo la jubilada recepcionista con su enorme perro que la comprende como nadie. O el ex-ministro de corta duración, que lleva a su lado al joven amigo y, según dicen, igualmente joven amante. El político se conserva muy bien. Le favorece el cese. O el amante, vaya usted a saber. El grupo de cinco amas de casa, de mediana edad, camina rápidamente intercambiando formas de cocinar, de planchar, y hasta de eludir a la gruñona suegra. La Dehesa de la Villa es un lujo vegetal y humano, siempre interesante y diverso según las horas, según los soles.
Hace frío pero el cuerpo siente calor. Las fuerzas se han renovado y hasta tomar una pastilla se vuelve gratificante.