SAMARKANDA

SAMARKANDA
Bienvenido al karavansar. No por casualidad he llamado así a mi blog, puesto que en alguna lengua de Oriente se llama de este modo a la posada, la pensión, la fonda, donde descansar antes de seguir el camino. Decir que la vida es un tránsito no es descubrir América (que también se hizo en un tránsito, pero por mar), pues ya muchos autores lo expresaron. Pero sí quiero señalar la provisionalidad, el azar, la hospitalidad, el descanso, la cercanía que produce "pasar" por un sitio desconocido a algo más seguro, que es el fin del viaje. Desde Jorge Manrique hasta Antonio Machado se ha plasmado la imagen del hombre como viajero. Y este blog pretende que nos encontremos, "ligeros de equipaje", en esta parada y fonda virtual, que no virtuosa. Hasta pronto.

martes, 28 de mayo de 2013

MÉDICOS CON FUTURO

Aconsejo a los actuales o futuros estudiantes de Medicina que escojan bien sus especialidades, teniendo en cuenta las dolencias que se ven venir en el horizonte. Una de las que parecen tener un futuro más prometedor es la de otorrinolaringólogo. Me explico: los jóvenes de hoy disfrutan en sus oídos de una generosa cantidad de decibelios en sus oídos. No sólo en discotecas, bares y automóviles (algunos de ellos parecen discotecas rodantes), sino en auriculares y equipos de música de sus casas. A veces, en el metro, yo escucho la música que un chaval soporta en sus orejeras desde el otro extremo del vagón. Llevan en sus rostros la misma expresión que Moisés cuando recibió las tablas de la Ley en el monte Sinaí: puro éxtasis. Pues bien, esta generación que comienza a vivir, ya tiene los tímpanos tan duros como las murallas de Lugo. ¡Con la cantidad de vida que tienen por delante, al haberse dilatado la edad media del español! Y la consecuencia natural es que hablan a voces, pues no se oyen los unos a los otros. Los chicos, con unos vozarrones roncos y desgarrados como relinchos. Las chicas, con timbres gritones y nasales, de gatas paridas, tampoco hablan: chillan. Pero unos y otros con un abuso de cuerdas vocales que indican unos aparatos fonadores de urgente tratamiento. Como, además, nuestras chicas y chicos de hoy gustan de no ir abrigados en invierno luciendo camisetas ceñidas para mostrar la abundancia de senos y pectorales, con minifaldas muy subidas y pantalones muy bajados (o sea, medio en cueros), el azote de resfriados los flagela sin cesar. Si a eso se añade el uso de alcohol, tabaco y otras hierbas, en botellones por plazoletas en pleno frío invernal, no doy un euro por la duración de sus laringes. Por tanto, los "otorrinos" del futuro tienen la clientela asegurada. Gargantas y oídos precisarán sus tratamientos.
¿Y qué me dicen de los hígados? Esos órganos andan vapuleados a base de ingerir alcohol. Pero no de alcohol de calidad, sino del que se compra en "tetrabrik" en las tiendas de chinos de todos los barrios, abiertos a cualquier día y hora, con unos precios tan bajos como los impuestos que, al parecer pagan esos ciudadanos, mientras los comercios españoles (todavía cerrados en muchas ciudades los domingos, sábados, festivos...) no paran de poner el cartel de "se vende" o "se traspasa". A lo que íbamos: esos muchachos, antes de beber sin límite buscando la felicidad del fin de semana, se han atiborrado de macizas hamburguesas de varios pisos o de pizzas de oferta, tamaño familiar por 3 euros. Colesterol a tope, garantizado.
La geriatría ha venido ofertando salidas hasta hace bien poco. No creo que los castigados cuerpos de los jóvenes y adolescentes lleguen a durar tanto como sus padres y sus abuelos. Por tanto, no aconsejo esa especialidad. Sobre todo si vamos camino de eso que llaman "muerte digna" y que puede llegar a convertirse en una elegante y conmovedora eutanasia el año menos pensado. En cambio, los estudiantes de medicina no deberían desdeñar la traumatología. La cantidad de accidentes de coches y de motos, en estado sobrio o ebrio, que están pronosticados por estos vaticinios míos, seguramente facilitarán trabajo a muchos jóvenes doctores.
Es cierto que no pocos estudiantes cursan fisioterapia pretendiendo especializarse en el campo deportivo. El mercado estará muy pronto saturado, especialmente si con la duradera crisis que padecemos comienzan a cerrar sus estadios algunos equipos.
A la especialidad médica que sí le veo mucho futuro es a la psiquiatría. No hace falta decir por qué.