SAMARKANDA

SAMARKANDA
Bienvenido al karavansar. No por casualidad he llamado así a mi blog, puesto que en alguna lengua de Oriente se llama de este modo a la posada, la pensión, la fonda, donde descansar antes de seguir el camino. Decir que la vida es un tránsito no es descubrir América (que también se hizo en un tránsito, pero por mar), pues ya muchos autores lo expresaron. Pero sí quiero señalar la provisionalidad, el azar, la hospitalidad, el descanso, la cercanía que produce "pasar" por un sitio desconocido a algo más seguro, que es el fin del viaje. Desde Jorge Manrique hasta Antonio Machado se ha plasmado la imagen del hombre como viajero. Y este blog pretende que nos encontremos, "ligeros de equipaje", en esta parada y fonda virtual, que no virtuosa. Hasta pronto.

martes, 29 de septiembre de 2020

DIOS SALVE AL REY



Entre los vítores más conocidos se encuentra el que se exclama ante un monarca: “¡Dios salve al Rey!”, que es, además, el título del himno oficial inglés y al escucharlo, todo súbdito británico se pone en pie. Aún alcancé a ver en los cines londinenses cómo al final de la película, los espectadores se ponían en pie al escuchar unos acordes con la foto de la reina en la pantalla. 


   Todo lo que está pasando en España (y me temo que va a pasar) viene de lejos. Al menos, desde la adopción de una nefasta ley electoral, que dio más peso a los votantes de unos territorios que a los de otros en las elecciones generales (sin añadir el desmantelamiento del Estado que se cuarteó en forma de tarta), con la vana esperanza de que los partidos separatistas dejaran de serlo, aceptando una autonomía como no se conoce otra en Europa. Los partidos que llegaron a gobernar España con el apoyo de nacionalismos se vieron obligados a ir cediendo competencias cada vez mayores, aprobando estatutos progresivamente independentistas y, así, hasta la tragicomedia catalana de proclamar una república sin proclamarla y todo lo que vino después. PP y PSOE son los sujetos consentidores de este embrollo. No olvidemos las torpísimas decisiones más recientes de Zapatero y de Rajoy con esa región. 


   Más recientemente, surgió el movimiento de “indignados” en la crisis económica. Y este descontento fue acaparado por el que pronto se convirtió en el partido de Podemos y, tras sus pactos con Izquierda Unida, en Unidas Podemos, llegando a obtener un número de votos muy considerable. Llegaron con la mochila llena de dineros venezolanos e iraníes y con un ostentoso y desmedido afán de poder. Por su parte, el PSOE había defenestrado a Pedro Sánchez como Secretario General y este se recorrió España entera recabando su voto en primarias. Volvió a la Secretaría General en olor de multitudes, hizo un “barrido” en la cúpula socialista, presentó una moción de censura contra Rajoy, y no solo la ganó con el apoyo de los partidos de la izquierda y los separatistas sino que, en las últimas elecciones, ha llegado a presidente del gobierno, mediante pactos, que era su meta más anhelada. 


   Desde el día siguiente de ganar dichas elecciones, Pedro Sánchez demostró que su intención era abrazarse (literalmente) con Pablo Iglesias y todo lo necesario al precio que fuese para entrar en la Moncloa. Si Podemos era populista, él lo era más. Había que desenterrar a un Franco del que nadie se acordaba para abrir de nuevo la sima entre españoles. Y así ha sucedido: el gobierno nacional ha ido convirtiéndose en cautivo de otros, el PSOE se ha ido transformando en un partido de caudillaje, el PSANCHEZ, y Unidas Podemos acapara una vicepresidencia y algunos sillones ministeriales. Iglesias y Sánchez forman, pues, el tanto monta monta tanto, porque se necesitan recíprocamente para seguir en el poder.


   Pero las ambiciones personales y políticas de Iglesias y de Sánchez, aplaudidas y apoyadas por los separatismos, no pueden quedarse ahí porque chocan contra un muro: la Corona. El gobierno cuenta con un aparato inmenso de poder (multiplicado en cargos y asesores en el actual gabinete de ministros, hasta la náusea) y, desde el CNI al Instituto Cervantes, desde RTVE a los medios adictos, desde el BOE al CIS, desde RENFE a las redes sociales, han ido colocando no solo a sus militantes sino a sus más adictos. Controlan todo. Esto sin contar las no pocas autonomías donde gobiernan PSOE y sus colegas. Y por dos caminos han comenzado el asedio. Desde el “sanchismo” se mantiene una postura ambigua, de progresivo arrinconamiento del monarca para dejarlo convertido en una figura ornamental e innecesaria y desde el “podemismo” se ha comenzado a lanzar piedras en forma de acusaciones gravísimas contra el Rey Felipe VI. Las palabras de Pedro Sánchez, también en este asunto tan central y delicado, se contradicen con los hechos. 


   Desde el minuto uno, Sánchez dejó claro que no precisaba ir a la Zarzuela para presentar al Rey la lista de su gobierno. Bastó con una llamada telefónica. La próxima vez será por whatsapp. Enviar o no al Rey a viajes al extranjero según le conviene a él. Forzar la salida de Don Juan Carlos de la Zarzuela. Sustituir al Rey en encuentros internacionales. Impedir que Felipe VI vaya a Barcelona a entregar los despachos a los nuevos jueces. No tomar ninguna medida cuando en el propio seno de su gobierno (nada menos que un vicepresidente, un ministro, diputados y senadores) lanzan impunemente acusaciones y amenazas contra el Jefe del Estado.


   Las mentiras y trampas del actual presidente del gobierno figuran en las hemerotecas desde sus tiempos de doctorado hasta ayer mismo. No se fían de él ni dentro de su propio partido pero callan porque, como dijo Alfonso Guerra en frase célebre, “el que se mueva no sale en la foto”.

   Si no más decente, Podemos sí ha sido más coherente que el “sanchismo”. Para hacer descarrilar a la democracia española y sustituirla por una república comunista bolivariana, la Corona es un impedimento frontal. Esto lo han dicho sus dirigentes desde antes de gobernar, aunque su concepto de la ética no le impida pronunciar ante Su Majestad la solemne promesa: "Prometo, por mi conciencia y honor, cumplir fielmente con las obligaciones del cargo con lealtad al Rey, y guardar y hacer guardar la Constitución...". Ni conciencia ni honor. 


   La terrible epidemia del covid 19 ha sido un elemento con el que no contaban unos y otros. Pero una vez que nuestros gobernantes se han puesto a reflexionar, estratégicamente les ha venido muy bien el confinamiento de la ciudadanía y el miedo extendido por todo el país. El miedo es un catalizador extraordinario para usarlo políticamente. Una coartada perfecta para gobernar (!) sin cortapisas. Y mientras se producía el caos, en medio de mentiras, ocultaciones, datos falsos, fraudes en compras inservibles, etc., nuestros gobernantes de todos los niveles escurrían el bulto, se echaban responsabilidades y culpas unos a otros y cerraban por vacaciones. Pedro Sánchez disfrutó de ellas en dos palacios propiedad del Estado. Mientras tanto, los Reyes, que visitaron todas las autonomías, apenas disfrutaron una semana en Baleares con recorrido de las islas. 


   A todo esto, el nombre del Rey Padre ha salido a relucir en un proceso que se lleva a cabo en Suiza contra una aventurera alemana (antigua amante suya) y un mafioso español, muy amigo de la actual Fiscal General del Estado y del ex juez Baltasar Garzón, quien fue expulsado de la carrera judicial por prevaricación. Un fiscal del Tribunal Supremo investiga. Todavía no existe ninguna acusación contra don Juan Carlos. Pero el gobierno presionó para que abandonara su residencia y las izquierdas política y mediática ya se han lanzado a condenarlo antes que los tribunales. 


   Si las cosas siguen el curso que llevan, con Sánchez e Iglesias dispuestos no solo a seguir gobernando sino a permanecer muchísimo tiempo en el poder, acaparando cada vez más sectores, mucho temo yo por la supervivencia de la monarquía parlamentaria. Será una democracia formal pero caudillista, si es que solo queda en eso. No lo tienen difícil. Si se les presenta una moción de censura, pueden cerrar antes la Comunidad de Madrid, con lo cual el Congreso no podría reunirse. Pueden modificar la Ley Orgánica del Poder Judicial para que los 12 vocales del CGPJ los designe directamente el Gobierno y no el Congreso, eliminando las cuotas parlamentarias, lo cual es un golpe de Estado bolivariano en toda regla, sometiendo a los jueces a sus dictados como la Fiscalía General del Estado, cuyo titular acaba de ser ministra de Pedro Sánchez, algo inaudito en una democracia. Andan trabajando en una reforma de la Ley de Enjuiciamiento Criminal para eliminar a los Jueces de instrucción y que sea la Fiscalía la que investigue y, por último, prohibir al rey que dé discursos (incluido el de Navidad). 


   Si consiguen cerrar el motor de España que es la Comunidad de Madrid, cargarse el poder judicial (tanto en los órganos administrativos como en los penales) y silenciar y apartar al Rey, el panorama jurídico y político de España es desolador: suspenderán por Decreto la Constitución pues no tendrían sentido artículos como los que definen a España como una monarquía constitucional, o señalan al rey como jefe de las Fuerzas Armadas, o como aquel en cuyo nombre se administra Justicia. Esa suspensión daría lugar a la suspensión del proceso electoral y a la convocatoria de Cortes constituyentes, que durarían entre 12 y 15 años, para elaborar una nueva Constitución de la República, en la cual Sánchez sería el Presidente e Iglesias el Presidente del Gobierno. 


   Lo que está en juego no es el Rey, sino el régimen democrático y constitucional del 78. Tenemos que defender la Monarquía, nos guste o no, porque el Rey es, hoy por hoy, el único aliento de democracia que nos queda en esta dictadura comunista que avanza sin parar hacia la destrucción, la miseria y la tiranía. No seamos cómplices con “el silencio de los corderos”. 

   Al principio de su mandato, bastantes pensábamos que Pedro Sánchez padecía de “narcisismo”. Con el tiempo vamos comprobando que su perfil es aún peor: se llama “bonapartismo”. ¡Dios salve al Rey! Y a nosotros. 

2 comentarios:

  1. Todo lo relatado es muy cierto.Lo más grave es la cobatde actitud del pueblo español.

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  2. Como siempre acertadísimo Josemaría, espero que te equivoques en las conclusiones finales.

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