
En tanto que llega ese momento, la mujer se siente halagada contemplando o mejorando su belleza natural. En el cuadro de Rubens vemos a esa robusta Venus de espaldas, en su tocador, mientras Cupido le sostiene el espejo y un esclavo negro comprueba la fidelidad del reflejo. Ignorante de que otro la está mirando: el espectador del cuadro.
La realidad ante el espejo (Velázquez, con su Venus y sus meninas, siempre en el recuerdo), pero, en
este caso, la mujer se mira ante el objeto que le devuelve su
belleza, uniendo a dos figuras contemporáneas quienes, muy probablemente,
llegaron a conocerse: Lope de Vega y Rubens.
QUEBRÓSE A UNA DAMA EL ESPEJO CUANDO IBA A TOCARSE, Y ESCRIBE DE VERAS PORQUE NO LA RIÑAN (ESCRIBE CON MUCHO TIENTO)
Si al espejo venís a enamoraros,
romperse es fuerza para no ofenderos,
o porque en muchas partes podáis veros
y él pueda en otras tantas retrataros.
Si a vuestros ojos no buscáis reparos,
no podréis de vos misma defenderos;
que el veros tan hermosa puede haceros
el daño que resulta de envidiaros.
La estampa de que fuísteis imitada
rompió, cuando os formó, Naturaleza,
acción de vuestro espejo reiterada.
Quebrarse fue lisonja y sutileza,
porque con ser de vos, ni aun retratada
pueda tener igual vuestra belleza.
LOPE DE VEGA

El soneto de Lope se contiene en su libro Rimas humanas y divinas del licenciado Tomé de Burguillos (1634); pertenece al ocaso del poeta, quien moriría pocos años más tarde, y casi veinte años después de que Rubens pintara su VENUS ANTE EL ESPEJO. El largo título explica el motivo (incidente de la rotura de un espejo) y su actitud al referirlo ("de veras", o sea, en serio). Pero por si no quedaba claro, añade debajo: "Escribe con mucho tiento", un subtítulo nada infrecuente en los autores barrocos y en el propio Lope. Ni el título ni el poema aclaran la causa de que el espejo se haya roto, pero al aludirse a la probable riña a la protagonista, apunta a un posible descuido de ella, incluso a su juventud y atolondramiento. ¿Sería un espejo de mano, de rico puño y forma redonda u ovalada? ¿Sería Antonia Clara, hija predilecta del autor, secretaria suya por entonces, joven, guapa y despierta, según se sabe por otros poemas que le dedicó en esos años, la destinataria de estos versos?
Sea como fuere, el poeta compone un título casi del todo ceñido al tema aparente del texto: consuelo a una dama frente a la inoportuna quiebra de su espejo.
En una primera lectura, percibimos el juego fonético de las rimas de los cuartetos en -aros, -eros, así como la llamativa presencia de oes en los tercetos, como sucede en el verso 10: "rompió cuando os formó...", vocal a veces reforzada con tildes. Abundancia de redondeces que nos puede evocar las del rostro y del espejo.

Claro que conceptos tan metafísicos no iban a consolar inmediatamente a una muchacha desolada por el percance. Por eso, el poeta, en un alarde de galantería, comienza recabando su atención al señalar el punto flaco de ella: su belleza. Cuarteto 1º: El espejo se ha partido en trozos para que así te veas más veces: Cuarteto 2º: Eres tan bella que podrías enamorarte de ti misma, como el bello Narciso mitológico. Terceto 1º: La Naturaleza rompió el molde al crearte. Eras única y un espejo se atrevió a recrearte, usurpándole el puesto a la Naturaleza. Terceto 2º: En consecuencia el espejo ha merecido el castigo de romperse. Queda en interrogante quién ha sido el responsable: si la Naturaleza, el Azar, el Destino... aunque el instrumento ejecutor haya sido la mano de la joven. El tema del soneto no ha sido la anécdota, sino la fragilidad de las cosas ante la cual siempre triunfa la belleza femenina. Ay, Lope... galán irredento!.