SAMARKANDA
Bienvenido al karavansar. No por casualidad he llamado así a mi blog, puesto que en alguna lengua de Oriente se llama de este modo a la posada, la pensión, la fonda, donde descansar antes de seguir el camino. Decir que la vida es un tránsito no es descubrir América (que también se hizo en un tránsito, pero por mar), pues ya muchos autores lo expresaron. Pero sí quiero señalar la provisionalidad, el azar, la hospitalidad, el descanso, la cercanía que produce "pasar" por un sitio desconocido a algo más seguro, que es el fin del viaje. Desde Jorge Manrique hasta Antonio Machado se ha plasmado la imagen del hombre como viajero. Y este blog pretende que nos encontremos, "ligeros de equipaje", en esta parada y fonda virtual, que no virtuosa. Hasta pronto.
domingo, 18 de marzo de 2012
EL PESO DE LA PÚRPURA
domingo, 26 de febrero de 2012
PERSIGUIENDO A AMY

Persiguiendo a Amy se me presenta como una película "de triángulo". Llamo así a aquellas en que una mujer aparece entre dos hombres, siempre que un flujo instintivo o sentimental fluya entre los vértices. A bote pronto se me ocurren los títulos de Casablanca y Más allá del bien y del mal.
La tercera película de Kevin Smith comienza en un congreso de dibujantes de cómics, en el que Holden y Banky firman ejemplares de su último éxito editorial: la "historia" de dos jóvenes tomados de la vida real (Jay y Bob), dos antiguos compañeros de instituto a quienes pagan derechos de imagen. Dichos personajes componen un díptico muy similar al tándem de caracteres de los propios dibujantes. Por su parte, Holden y Banky aparecen como dos amigos (compañeros, camaradas, casi hermanos) tópicos: el primero, creador y dibujante a lápiz de las historias, es el más inspirado, romántico, educado, sensible.
Banky, en cambio, da sombras, perspectivas y densidades a los dibujos de su amigo. Es impulsivo, simplista y simplificador: tiene las ideas claras y sabe dónde situar cada concepto y cada persona. Se mueve por etiquetas. Cree que la libertad sexual es unidireccional: el número de chicas a las que "beneficiarse".
El uno se complementa en el otro como persona y como profesional del cómic. Son como don Quijote y Sancho. El esquema de seguridades de Holden y Banky comienza a resquebrajarse con la aparición de Alyssa, también dibujante y
autora de cómics bastante edulcorados. Como autores, Holden y Banky dibujan la acción, la masculinidad tópica exacerbada, capaz de entusiasmar a esos lectores "planos" y viscerales que les demandan autógrafos. Alyssa diseña historietas rosas, cuando realmente tiene a sus espaldas un pasado bien poco inocente. Pero es la persona de Alyssa, precisamente, quien comienza a dar lecciones: al descubrir a Banky el falso mundo de tópicos en que vive (la conversación en un bar donde le diferencia los términos del acto sexual y compite con él en jactarse de aventuras, como si le dijera: "a tío no me ganas"), a Holden, rompiéndole el esquema de chico conoce a chica a su medida, se aman y ya está. Porque la aparición de Alyssa representará el catalizador de autonocimiento final de los dos varones. Eso que el refrán define como "dime de lo que presumes y te diré de lo que careces": Banky, de una virilidad de boquilla y Holden de una tolerancia de boquilla. Por su parte, Fan, el autor negro, es un representante del "black power" de boquilla. Con su perspicacia y astucia será el primero en descubrir los auténticos sentimientos de Banky por su amigo.
Holden y Banky están de ida. Alyssa está de vuelta. Por eso no quiere prestarse al ménage à trois que se le propone. Ella ya no está para enseñar a cada jovencito (aunque sea de su edad y compañero de instituto) las asignaturas que tiene pendientes consigo mismo. En esta escena, cuando Holden expone la posibilidad de experimentar los tres juntos, Alissa se niega porque, según dice, ella ya ha recorrido ese camino y ha
descubierto que ama a Holden y sólo a él. Sin embargo, ella ha experimentado en su última etapa sólo con chicas. ¿Se trata de ese motivo o de que ama a Holden sólo para sí misma? Banky se sorprende de la proposición pero hace un esfuerzo y acepta. ¿El esfuerzo es por iniciar una experiencia con su amigo o por tener
que compartirlo con la detestable Alissa?. Quizá el más honrado o consciente sea el propio Holden, personaje tolerante y abierto, dispuesto a asimilar cuanto por amor se le ponga en el camino.
Estamos ante una película con un adecuado planteamiento, un nudo correcto y un final espléndido. Un filme "de texto". El personaje "se hace" más por lo que dice que por lo que hace. Esto tiende a suceder en el teatro de "acción verbal" (¡cuántas buenas películas se han rodado sobre piezas teatrales!). Pero es que los temas de esta película precisan más palabra que acción. No obstante, tiene secuencias de buen uso de la cámara: cuando Alyssa y Holden lanzan dianas en el bar, la noche de lluvia dentro y fuera del coche...
Creo que la película no trata tanto de hetero, homo o bisexualidad cuanto de evolución hacia la madurez en el ser humano y su relación con el entorno. Más bien presenta la búsqueda de sí mismo en una sociedad de roles sociales y de
"guettos" aparentemente liberales. Como relato, no dudaría en
adscribirlo, en parte, al género (narrativo o fílmico, da igual) "de aprendizaje", sobre todo por la figura de Alyssa: aquél en el que su protagonista vive diferentes experiencias. En cuanto a los tres protagonistas, sería una película "de búsqueda": hallar la persona amada sin percibir que a lo mejor la tiene al lado, muy diferente a su imagen previa, a esa Dulcinea inexistente que
buscaba Alonso Quijano.
Al final, la película vuelve a su principio: un nuevo congreso, donde la realidad de ellos mismos ha sido convertida en el cómic "Persiguiendo a Amy". El cómic dentro del cómic. Nueva semejanza con el Quijote como novela dentro de la novela.
El cine cumple su esencia cuando aporta algo al conocimiento del ser humano. Incluso sin salir de una habitación (La ventana indiscreta). Incluso sin salir de nosotros mismos.
lunes, 16 de enero de 2012
MISION CUMPLIDA

El entierro terminó cuando pusiste un ramo de azucenas blancas sobre la tumba. Salíamos del cementerio, te agarraste de mi brazo y escuché que musitabas, para ti misma: “misión cumplida”. Habías atendido y cuidado hasta el fin a tu tía Dolores desde el momento en que no podía valerse soltera y sola en Alhambra. Ya tenías experiencia en cuidar ancianos: la tía Lola de tu marido, a Carmen, tu suegra (que te adoraba), a tu propia madre. Y, años después, sentías como un honroso e inevitable deber cumplir esa misión con tu marido: “Es ahora cuando él más me necesita”, dijiste recientemente. Pero yo temía que ibas a durar menos que él. Estabas demasiado quebrantada, sin reservas, sin fuerzas. Y aguantaste hasta pasada la Navidad para que esas fechas junto a tu marido, tus hijos, tus nietos, quedaran como un recuerdo bonito.
Eras la mujer de las contradicciones. Presumías de ser “libre e independiente”, pero tu sentido del deber te traicionaba, tu solidaridad te arrastraba impulsiva, te llevaba a vivir pendiente de los demás: en atender a tus padres, a tus hermanos, a tu propia familia, llegando siempre la primera en la ayuda. No importaba si, con equilibrios, tenías que hacer malabarismos o saltar por los aires como una trapecista sin red. Te advertíamos inútilmente de que, en la pista del circo, justo debajo de ti, no había arena, sino un foso de cocodrilos con alguna serpiente pitón. Tu respuesta habitual en esos casos era: “Bueno, ¿y qué?”. La generosidad te urgía al desprendimiento. Cuando yo te regalaba algo, siempre pensaba: “a ver cuánto tiempo dura en su poder sin que se lo dé a otra persona". No porque no valoraras un obsequio, sino porque en el mismo momento de recibirlo ya estabas pensando en alguien que lo necesitaría más. Pero como dijo aquel futbolista búlgaro, “la generosidad lleva a la perdición”.
Hubieras querido ser un personaje de novela de aventuras, pero acataste el destino de ser actriz de comedia de salón. Una primera actriz, desde luego, aunque no en una obra romántica. No estabas hecha para el melodrama, y menos aún para la tragedia. Odiabas el sainete de patio de vecindad. Te “escapabas” de la película, como el personaje de Woody Allen, para regresar finalmente al celuloide. Eras, por usar un título pirandelliano, “un personaje en busca de autor”. Resultaba desconcertante escucharte que no necesitabas cariño cuando eras, afectivamente, la persona más necesitada de él.
Allá por el mes de junio pregunté si tus hijos de América vendrían como todos los veranos. Y me respondiste que no, que en Navidad. Y añadiste en una especie de suspiro: “qué lejos veo la Navidad”. Estabas arañando días y meses al tiempo para llegar a diciembre. Y te saliste con la tuya, para bailar en Nochebuena el “Volare”, de Domenico Modugno,
con tu marido. Misión cumplida. Ahora ya no necesitas el trapecio. Ni tampoco la red. Ahora puedes volar todo el tiempo del mundo, simultáneamente, al lado de todos. Eres como una mariposa invisible. Un hada sin cuento de hadas. Puedes ir y venir, sin que nos demos cuenta, en esa ola anónima del mar que tanto te gustaba. Que yo me quedo escuchando aquella canción de otros tiempos, de tus tiempos, en la voz de Jorge Sepúlveda: "Mirando al mar, soñé/ que estabas junto a mí/ mirando al mar/ yo no sé qué sentí/ que acordándome de ti, lloré./ La dicha que perdí/ yo sé que ha de tornar/ y sé que ha de volver a mí/ cuando yo esté mirando al mar".
viernes, 23 de diciembre de 2011
JESÚS: CON ÉL LLEGÓ EL ESCÁNDALO

sábado, 19 de noviembre de 2011
MARÍA JESÚS VALDÉS EN EL ALBA

lunes, 14 de noviembre de 2011
VIAJE
A Purina

No temas. Luz de luna amiga alumbrará
cuando el crepúsculo se llene de violines.
No mires a las aguas oscuras del canal
donde rostros de ayer flotaban como cadáveres,
ahogado su dolor de almas en pena.
Yo tengo preparado para ti
un cortejo de damas y galanes
ataviados de seda, terciopelo, encajes.
Podrás reconocer figuras del misterio
bajo sonrisas de porcelana.
Pero no te detengas a mirar
la negra sombra de tricornio y manto.
Seduce a los arcángeles. Los lleva
de quimera en quimera eternamente.
Ya es tiempo de partir. La reina aguarda
con sus lazos azules, al final del trayecto,
donde serás la estrella incandescente
que soñaste cuando niña.
lunes, 17 de octubre de 2011
RELACIÓN ESOTÉRICA CON PÉREZ-REVERTE

viernes, 15 de julio de 2011
BIENHECHOR DESCONOCIDO

Por unas razones o por otras, la biografía ha sido entre nosotros como la "cenicienta" del cuento. En los últimos años han proliferado, eso sí, biografías y memorias de personajes políticos de la democracia, incluso biografías noveladas. Y es de desear que nuevos historiadores nos recuerden, de forma sosegada, quiénes fueron nuestros antepasados.
sábado, 25 de junio de 2011
CORPUS CHRISTI EN TOLEDO

martes, 14 de junio de 2011
VACACIONES EN DONGA

Para que Cervantes llegase a escribir la espléndida parodia de las novelas de caballería (creando el nuevo género de la novela moderna), tuvo que leer previamente muchas narraciones de dicho género. Más aún, gustaba de las buenas novelas con protagonistas caballeros andantes por tierras ignotas, enfrentados a misiones casi imposibles, para rescatar a princesas de belleza y virtud casi ideales. Más tarde se extendió por Europa la sed de los viajeros buscando lugares exóticos. Franceses, ingleses, alemanes, algunos italianos y poquísimos españoles, se lanzaron a diligencias y barcos hacia países o mundos desconocidos, bien pertrechados de cuadernos donde anotar sus descubrimientos. Y así nació la "literatura de viajes". Alfonso Vázquez, viajero y lector compulsivo, aporta mucho más que un granito de arena a un género aún en mantillas entre nosotros, sino toda una duna movediza y resbaladiza con este libro ilustre e ilustrado (en todos sentidos) y que aún no sé si colocar entre mis guías turísticas o junto al Quijote. Tengo que llamar a Luis Alberto para que me ayude a situarlo. De momento lo tengo muy cerca de La Codorniz.
domingo, 12 de junio de 2011
HAZVERSIDADES

Sentí una sensación extraña. Nunca me ha gustado releer lo que escribo. Y menos aún en público. Mis propios textos me producen enorme aburrimiento. Todavía más cuando se trata de versos escritos hace tiempo y, para mayor inri, delante de un público. Pero, aparte de varios poetas de prestigio (algunos me felicitaron después, supongo que sinceramente y no obligados por la cortesía), el público era "adicto", o sea, amigo. Y aplaudieron con cariño. Después firmé ejemplares, nos tomamos en pequeño grupo unas tapas con varios jóvenes amigos y me volví a casa. Juan Carlos Pérez de la Fuente, que había estado al principio, no pudo quedarse porque participaba a esa hora en la sección de un programa de la COPE que lleva Luis Alberto de Cuenca. Y uno y otro tuvieron la gentileza de dedicarme varias "flores" en las ondas. Quienes me animan a publicar el libro inédito Interior bodega ignoran que yo quiero dejarlo inédito. Por el momento me interesa más la prosa. Mi autocrítica me dice que es mejor así.
miércoles, 8 de junio de 2011
CUATRO COMETAS

CUATRO COMETAS
In memoriam
Qué le respondo al sol si me pregunta
por sus cuatro cometas de parchís,
aquellas cuatro risas voladoras:
glauca, turquesa, verde y escarlata.
Le puedo responder que un dios jupiterino
precisaba coperos,
pero no sé si admite mentiras de trabajo temporal.
Hoy la verdad es un espejo roto
y el mío me devuelve cuatro ausencias.
Le diré que el narciso
pereció sobre nieve,
dejando su chaqueta colgada de un carámbano.
Le puedo argumentar
que a un río lo llamaban Carlos
pero también a la amapola humilde
que dejó sangre entre los surcos secos.
Tal vez, con disimulo,
resuelva la cuestión sobre los tréboles
con que Javier vestía de esperanza el mundo
o los silencios de Daniel, azules
pensamientos,
mientras corre veloz camino de su muerte.
Habré de responder al sol si me pregunta
que mis labios quedaron cosidos para siempre
y mis ojos contemplan
cómo tiran del carro de la luna cuatro alazanes blancos
en las noches anónimas.
domingo, 1 de mayo de 2011
HOMENAJE

"Cuando el Director me comunicó que se me había concedido la Beca de Honor, me sentí muy honrado, pues una cosa es lucirla institucionalmente y otra, tener derecho a llevarla en el futuro, espero que con la mayor dignidad posible. Inmediatamente pensé que, en buena lógica, debería cortar esta beca en trocitos y repartirla entre las personas que tanto me han ayudado, enseñado y colaborado durante veinte años. En primer lugar, los diferentes Provinciales que confiaron en mí; en segundo lugar, a Don Antonio Garrigues Walker, Presidente del Patronato, que me ha venido distinguiendo con afecto y amistad. En tercer lugar, a muchos compañeros Directores experimentados o incorporados más tarde, quienes con su veteranía o su juventud, me enseñaron tantas experiencias.
De puertas adentro, no puedo olvidar a varios hermanos agustinos, que han arrimado el hombro generosamente, sobre todo, a quienes formaron parte de los sucesivos Consejos de Dirección. También llevo en mi corazón a la administradora, gobernantas, empleados, que me han hecho llevadero el trabajo con tanta generosidad en sus diferentes labores.
Pero comprenderán que la mitad de mi corazón esté con los muchísimos colegiales que he conocido: atentos, serviciales, cooperadores, simpáticos, que como tales colegiales o como delegados hicieron posible que nuestro Colegio Mayor sea conocido en la Ciudad Universitaria por la calidad de sus actividades, por su corrección y comportamiento con todo el mundo, por su hospitalidad incluso con los desconocidos. Y también todos comprenderán que de esos muchos cientos de jóvenes, declare mi cariño casi paternal por seis de ellos, que asumieron ser subdirectores, en una tarea ingrata, incómoda y no siempre comprendida por algunos de sus compañeros. Ser subdirector de nuestro Colegio Mayor es una cruz más que un premio. Y como no podía traer aquí a los seis como padrinos (hubiera parecido una guardia pretoriana), le pedí esa función a Abel Jiménez, no sólo por la brillante trayectoria de sus servicios al Colegio, sino porque encarna fielmente la condición de “ahújo” y porque, todo hay que decirlo, fue el subdirector con quien más me peleaba.
En fin, me siento conmovido y puedo decirles que estoy disfrutando mucho, entre otras cosas, porque después de veinte años viendo la ceremonia desde el estrado, al fin la contemplo desde el público. Muchas gracias."
Terminada la ceremonia, entonado el "Gaudeamus" y después de posar con la promoción, pasamos a la cena, que resultó exquisita. Es un momento que siempre organizan muy bien la administradora, la gobernanta y el jefe de cocina. Don Antonio Garrigues y su mujer se quedaron a compartir la mesa (hecho muy infrecuente) y les gustó tanto el menú que él no creía que se realizara en la cocina del Colegio Mayor y pasó a la cocina a saludar a los cocineros. Mientras tanto, cayó el telón de LA REVOLTOSA en el Teatro del Canal y Juan Carlos con Rosario se vinieron rápidamente a compartir mesa, risas y brindis con nosotros. Fue una noche inolvidable donde pude disfrutar dando y recibiendo el cariño de tantas personas que siguen formando parte de lo mejor de mi vida.
(En cuanto tenga una foto actualizadade ese día, la pondré en el artículo; mientras tanto, valga esta de hace años, con la beca del Colegio Mayor)
jueves, 28 de abril de 2011
ATENTADO EN MARRAKECH
sábado, 5 de marzo de 2011
A LOS PIES DE ALFONSO VÁZQUEZ

domingo, 6 de febrero de 2011
FLORES CORTADAS

viernes, 28 de enero de 2011
SEÑAS DE IDENTIDAD

domingo, 19 de diciembre de 2010
NAVIDAD FORMATEADA

domingo, 7 de noviembre de 2010
DESDE MI VENTANA

domingo, 31 de octubre de 2010
VEINTE AÑOS NO ES NADA

Volver, al cabo de veinte años al punto de partida, en este caso al barrio donde uno vivió durante otros dieciséis, acarrea numerosas sensaciones: el reencuentro con amigos, compañeros, vecinos, locales, tiendas, paisaje urbano… pero, también, la constatación de aquello que escribió Machado en un verso: “el tiempo lame, y roe, y pule, y muerde”. Y es que el tiempo nos muestra, de sopetón, a no pocos antiguos alumnos del Colegio Valdeluz o a parroquianos de Santa María de la Esperanza, que uno dejó saliendo de la adolescencia y ahora se los encuentra convertidos en maduros papás de otros jóvenes, también estudiantes en el mismo centro o asistentes a los oficios religiosos del templo.
Esencialmente, no ha cambiado mucho el barrio (farmacias, bares, peluquerías, centros educativos, bancos…), aunque se echan en falta algunas tiendas, que han sido sustituidas por otras, y poder aparcar cómodamente en Fermín Caballero ya parece una postal de la nostalgia. Sin embargo, ciertas novedades apuntan al progreso: un centro de salud, más jardines o mejor cuidados en urbanizaciones, más y mejores instalaciones en el Colegio Valdeluz, un aumento en líneas y servicios de autobuses urbanos, un centro de día para mayores, más árboles en la avenida de la Ilustración, sin ninguna librería pero sí un teatro colindante… aunque lo más importante es el elemento personal, si con ello señalamos a los habitantes. Han ido marchando a “la otra orilla” abuelos, padres, hermanos de conocidos. O simplemente viven y se cambiaron de barrio al casarse. Y otros más jóvenes, en menor número, vienen ocupando su puesto, especialmente en forma bulliciosa de noches de fin de semana. La puerta del metro de Herrera Oria, justo al lado de la entrada parroquial, sigue siendo un punto de reunión, aunque luego, más tarde, a altas horas de la noche, en competencia con sirenas de ambulancias, se escuchen voces y gritos, viernes y sábados, de los “cofrades” de algún botellón cercano. Efectivamente, hay menos niños, como resultado de una política (en mayúsculas y minúsculas) que no favorece el aumento de familia. VALDELUZ ha aumentado sus posibilidades educativas y parroquiales (además de su volumen edificado) y es, según constato, una “marca” dentro y fuera del barrio. Cuando uno escuchaba lejos del barrio o de la ciudad o de España ese nombre, no podía menos que sentir una enorme satisfacción.
J. B. Priestley escribió aquella memorable obra teatral Time and the Conways (El tiempo y los Conways), más conocida en España con el título de La herida del tiempo, donde hacía el juego malabar de que el segundo acto sucediera veinte años después que el primero. Y el tercer acto retomaba la acción tal como había quedado al final de la primera parte. Con ello, el espectador veía el futuro que les esperaba a los personajes, mucho antes de que ellos mismos siquiera lo adivinaran. Yo no tuve esa sensación a mi regreso. El tiempo, en el barrio, ha evolucionado en espiral ascendente, no como un tornado, sino como viento suave y pentecostal que purifica y trasciende hacia una meta altísima.