SAMARKANDA

SAMARKANDA
Bienvenido al karavansar. No por casualidad he llamado así a mi blog, puesto que en alguna lengua de Oriente se llama de este modo a la posada, la pensión, la fonda, donde descansar antes de seguir el camino. Decir que la vida es un tránsito no es descubrir América (que también se hizo en un tránsito, pero por mar), pues ya muchos autores lo expresaron. Pero sí quiero señalar la provisionalidad, el azar, la hospitalidad, el descanso, la cercanía que produce "pasar" por un sitio desconocido a algo más seguro, que es el fin del viaje. Desde Jorge Manrique hasta Antonio Machado se ha plasmado la imagen del hombre como viajero. Y este blog pretende que nos encontremos, "ligeros de equipaje", en esta parada y fonda virtual, que no virtuosa. Hasta pronto.

lunes, 16 de agosto de 2021

ATRAPADOS EN LA RED

El Diccionario de la Real Academia recoge numerosas acepciones de la palabra “red”. Invito al curioso lector a echar un vistazo a todas ellas y ejercer su imaginación. Únicamente voy a reproducir la primera de ellas:

   “Aparejo hecho con hilos, cuerdas o alambres trabados en forma de mallas, y convenientemente dispuesto para pescar, cazar, cercar, sujetar, etc.


   Las redes sociales cumplen una labor social de contacto entre amigos y conocidos, a la vez que difunden publicidad de empresas, productos, lugares, en forma de publicidad. Yo solo tengo una: Facebook. Y me sobra. A través de ella sigo las publicaciones de escritores y editoriales, información sobre estrenos de teatro o de cine, noticias de amigos, conocidos, vecinos, etc., que en el período de pandemia me está sirviendo para mantener a distancia nuestras vidas sin perder por eso de saber sus experiencias.

   Es cierto que, a veces, mis propios contactos o los comentarios sobre alguna noticia, rayan el insulto, el racismo, la violencia, la mala educación. Eso me molesta sobremanera. No hablo de la crítica política tan necesaria en un país libre y democrático.

   Pero también es verdad que, desde un tiempo a esta parte, la propia red Facebook tiene sus censores, quienes deciden por un criterio que desconozco, lo que es bueno o malo, moral o inmoral. Y si no son censores humanos, son motores rastreando palabras y expresiones que no quieren que se integren en los algoritmos. Varios amigos míos han visto bloqueada por días o para siempre sus cuentas, por haber publicado algo que Facebook consideraba dañino.

 


   Y la experiencia me ha llegado a mí. El 15 de agosto de 2021 publiqué en un grupo sobre el racismo que todavía existe una cierta xenofobia en Estados Unidos hacia lo que es latino. Pues bien, inmediatamente me llegó el pantallazo del Gran Hermano, comunicándome que mi comentario había sido anulado “por incitación al odio” y bloqueando mi cuenta durante 24 horas. La aplicación me permitía presentar una alegación o defensa. Seguí los pasos y no hubo forma de hacerles llegar mi queja. “En este momento no podemos atender su envío. Inténtelo más tarde”. Así lo hice varias veces. Y al final sin conseguirlo, el comunicado de Facebook era que, con motivo de la covid-19, estaban escasos de personal. Me quedé estupefacto.

   Es difícil creer que el virus haya causado falta de personal a una red que se mueve planetariamente y sus técnicos pueden trabajar desde sus casas ya estén en Tokyo, en Finlandia o en Carolina del Sur. Yo sospecho que quien anuló mi comentario (ya sea humano o un robot), no entendió mi comentario que, justamente, condenaba el racismo contra los hispanos. Yo no puedo ofender al pueblo de Estados Unidos porque tengo una sobrina allí, casada con un norteamericano, ciudadano ejemplar donde los haya y ella trabaja con hispanos. Que todavía existe racismo lo puedo afirmar de España, siendo yo español por los cuatro costados, sin que ello suponga ninguna incitación a ningún odio.


   Pero sí quiero recordar a Facebook que yo soy su cliente, no su empleado. Y como yo, muchos millones de personas en el mundo, y de abandonar esta web, Facebook se iría al carajo. También le quiero recordar a esta empresa la cantidad de post, anuncios y animaciones de chicos y chicas casi desnudos que se ven por estos mundos virtuales de su empresa. Pero, claro, sean particulares o firmas, habrán pagado una cuota. No soy un besugo sino un ser libre, al menos de momento. 

   Y finalmente, una decisión también unilateral pero en este caso por mi parte. Facebook me ha bloqueado por 24 horas. Una vez cumplidas, yo bloquearé a la red por 48 horas. 

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