SAMARKANDA

SAMARKANDA
Bienvenido al karavansar. No por casualidad he llamado así a mi blog, puesto que en alguna lengua de Oriente se llama de este modo a la posada, la pensión, la fonda, donde descansar antes de seguir el camino. Decir que la vida es un tránsito no es descubrir América (que también se hizo en un tránsito, pero por mar), pues ya muchos autores lo expresaron. Pero sí quiero señalar la provisionalidad, el azar, la hospitalidad, el descanso, la cercanía que produce "pasar" por un sitio desconocido a algo más seguro, que es el fin del viaje. Desde Jorge Manrique hasta Antonio Machado se ha plasmado la imagen del hombre como viajero. Y este blog pretende que nos encontremos, "ligeros de equipaje", en esta parada y fonda virtual, que no virtuosa. Hasta pronto.

jueves, 7 de enero de 2010

NOVATADAS




Recientemente hemos visto en la prensa el caso de un soldado, de origen ecuatoriano, perteneciente al ejército español, que ingresó en la Legión en octubre de 2006 y en abril del 2008 hubo de darse de baja psicológica a consecuencia de las novatadas y la presión de sus compañeros y mandos del cuartel de la Legión de Viator (Almería). Nada decía la noticia sobre el castigo que se infligió a esos energúmenos indignos del uniforme. Claro que, viendo el trato que se daba a los presos de Guantánamo por parte de los soldaditos y soldaditas americanos, no se puede uno sorprender de esos arrebatos de hombres y mujeres de “pelo en pecho”, que confunden valor castrense con testosterona y sadismo, trufados con sus propias frustraciones y complejos.
El Diccionario de la Real Academia define novatada como “vejamen y molestias que, en algunas colectividades, los antiguos hacen a los recién llegados”. Mucho me temo que los sujetos activos y pasivos de dichos episodios no usen demasiado el enciclopédico volumen de la RAE, pero además, les importaría un pimiento la definición de un acto que es, de por sí, indefinible, incontrolable e impune. Las supuestas bromas, molestias, vejámenes, ritos que se exigen a los novatos en escuelas, colegios, cuarteles, internados, universidades y colegios mayores, han ido evolucionando con el tiempo y, hasta la fecha, sólo han disminuido gracias a la persecución de las mismas. Ha disminuido el número, no la intensidad. Pero se ha disparado la resonancia. Los medios de comunicación, por ejemplo, sólo se ocupan de los Colegios Mayores (olvidando su tarea educativa, sus numerosas y exitosas actividades deportivas y artísticas) para ocuparse de ellos cuando llega octubre. La realidad es que pocas o muchas, estamos lejos de que las novatadas desaparezcan.
La novatada carece de normas objetivas y promulgadas (el sentido común no es nada de eso) y no está regulada por ninguna autoridad o reglamento. El único eslabón que une a las novatadas de cada año con el anterior es el de la tradición oral, que últimamente no se viene respetando, dada la prepotencia y agresividad de las últimas generaciones de “veteranos” de segundo año ante la inexistencia de suficientes veteranos mayores que los controlen. El clima de la novatada es la clandestinidad y la mordaza. Su ámbito, el de la colaboración activa o la complicidad pasiva del conjunto de veteranos más maduros. Son poquísimos de éstos los que toman la iniciativa de condenar y perseguir a sus propios compañeros. Como se ve, todo compone un marco de imposible control y difícil evaluación.
La sociedad también ha cambiado en estos últimos años en España. Se ha vuelto más sensible, como sucede con el mal trato a las mujeres. Y el rol de padres protectores de sus hijos, posiblemente únicos y mimados (rol nada infrecuente), sumado a la lejanía física de sus vástagos pero con la “presencia” casi constante a través del teléfono móvil, crea una línea de angustia, desvelo y preocupación evidente. Una línea o varias líneas de red invisible, claro, de ida y vuelta. Resumiendo mucho, el esquema funciona así: veterano amenaza a nuevo con que si denuncia algo jamás será integrado en la “comunidad”. “Novato” cuenta a sus padres mediante el móvil lo que le hacen (a veces también lo que no le hacen) aumentando o disminuyendo la realidad, según proceda, pero exigiendo a sus padres que no digan nada a la legítima autoridad rectora. Los padres, inmediatamente, se ponen en contacto con esa autoridad y cuentan (a veces con su propia salsa), lo que el hijo les dice y hasta lo que no les dice, pero exigiendo que no actúe para que su hijo no sufra venganzas. Y la Dirección o autoridad se ve con las manos atadas, jugando a la “gallina ciega”, en medio de un corro de padres, hijos, instituciones, pretendiendo agarrar fantasmas, sin conseguir la mayor parte de las veces más que indicios y frustración. Como mucho, una información que apenas puede usar o hacer pública, al menos inmediatamente.
Varias circunstancias nuevas vienen a complicar la situación: las novatadas ya se realizan fuera de la institución, en el marco de botellones vespertinos o nocturnos, donde el alcohol corre sin problema, un alcohol al que los jóvenes (menores y mayores de edad, veteranos y nuevos, pero muchos escasamente adultos) muestran una inquietante afición progresiva cada año. Mucho más de la que bastantes padres se imaginan, que creen que sus hijos beben únicamente refrescos o cerveza de vez en cuando. La violencia que nuestros jóvenes contemplan desde niños en la realidad, en el deporte, en la televisión, en el cine, en las calles, en los patios de los colegios, cuando no en sus propias familias, a veces suma un ingrediente de perversidad no siempre aparente o bienintencionada. La presencia de chicas (que antes podía servir de contención), no sirve de nada desde que ellas han decidido igualarse a los chicos en lo más bajo: alcohol, vocabulario, agresividad.
Es relativamente cierto que una novatada puede integrar. Todo depende de la sensibilidad de quien la hace y de quien la recibe sin coacciones. Y cuando se trata de dos jóvenes que acaban de conocerse, es un “riesgo” pretender que lo que uno llama broma, el otro lo reciba como tal. ¿Cómo se puede llamar “broma” si el “novato” no está “invitado” sino “obligado” a realizarla? ¿Por qué un veterano anda vigilante cuando tiene un hermano recién llegado para que se las hagan pero sin “pasarse”? ¿Qué es “pasarse”, término que nadie sabe delimitar? Una vez más, son el sentido común, la educación y el respeto al otro, las únicas brújulas orientadoras. Pero también es verdad, y tal vez más real aún, que para integrar a una persona en un colectivo, el mejor modo es darle un buen ejemplo de conducta. El problema es que quienes más y más duras novatadas realizan son los menos ejemplares y los menos interesados en la pretendida integración. Para muchos de ellos, los “novatos” son, ni más ni menos, que “ositos de peluche” con los que “jugar” y divertirse unos días. No para reírse juntos, sino para reírse de ellos. Otra circunstancia que aclara la falsedad de la supuesta integración del nuevo colegial es que muchas veces participan ex-colegiales y, por tanto, no son miembros del Colegio Mayor.
La novatada no es otra cosa que un resto de ritos tribales de iniciación, con sus “jefecillos”, sus corifeos, sus cánticos, sus ornamentos-disfraces, etc. O sea, un esperpento de la autoridad, de cuando la autoridad, históricamente, era absoluta. En una sociedad democrática, basada en los derechos humanos, la novatada no sólo está fuera de lugar sino que es un delito llamado "maltrato". Si nuestros muchachos no están educados en el respeto al otro, las únicas formas serán la persecución, la sanción, y la paciencia. Y si es necesario, la denuncia ante las autoridades. A lo mejor algunos de nuestros jóvenes precisan pasar por algún tribunal, una condena y/o alguna(s) noche(s) de calabozo para saber lo que es ser novato en una prisión y sentir en carne propia cómo reciben allí. Pero no una cárcel con jacuzzi, sino una cárcel como en las películas americanas.

4 comentarios:

  1. Muy de acuerdo con lo que se expone en este artículo (exacto y redondo, como corresponde a pluma de veterano escritor)
    Creo que el asunto se da, también, porque los agentes (con más o menos desequilibrio en la esfera de lo emocional) aprovechan la debilidad momentánea de los pacientes y sus circunstancias para saciar esa necesidad de nivelar/rellenar lo afectivo. La consecución de este objetivo, reforzante por sí mismo, convierte la conducta (el hecho) en repetitivo, tanto más, cuanta más satisfacción de la necesidad produzca.Por eso, coincido con el remedio que se avanza en el escrito y abogo por su utilización sistemática como corte eficacísimo en semejante círculo perverso.

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  2. Querido Chema: Me ha encantado leerte. Además de que me siento sensibilizado por mi vinculación profesional con el colectivo de los Colegios Mayores y, previamente, por haber sufrido los intentos de novatearme en la mili por parte de una serie de energúmenos descerebrados, como los que protagonizan el episodio que comentas, creo en conciencia que estas prácticas abusivas, en cualquier situación, entorno o contexto, deben ser perseguidas y sancionadas convenientemente. Lo que ocurre, amigo Chema, es que las autoridades académicas, militares o sociales no se quieren complicar con una política restrictiva y condenatoria. Quizá porque, muchos de ellos, sienten apego o nostalgia por las experiencias que ellos mismos protagonizaron antaño.
    Otro motivo por el que aplaudo tu actitud valiente y postura firma al respecto.

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  3. Bueno...
    A mi me han hecho novatadas tanto en la mili como en el internado y la verdad que me parecieron graciosas y no me senti humillado ni nada por el estilo, yo creo que todo es relativo y depende de como se haga y la verdad es que veo a mi generación mucho mas curtida en valores que las actuales que tantos yogures con "Bihifilus" toman y que tan sobreprotegida se encuentra. Sinceramente al igual que en su dia mi madre me dio 2 ostias bien dadas cuando me lo gané por adolescente respondón, creo que a muchos de los niñatos actuales les vendria muy bien algo de jarabe de pelo, pero claro esto hoy en dia esta muy mal visto y es muy impopular de hecho hasta existe la posibilidad de que un hijo denuncie a su padre por darle un tortazo.

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  4. Hace apenas un mes terminamos las novatadas, y cuando las terminas te das cuenta que si que son necesarias, algunas más que otras pero te das cuenta que sin ellas el colegio cuando terminasen no seria el mismo, de hecho miras a los que no han pasado las novatadas diferente porque no lo consideran uno más, en cambio después del bautizo darle un abrazo a una persona que te ha estado "puteando" puede ser lo mejor que hayas hecho en meses e incluso años. Somos una familia cerrada y para entrar hay que pasar por lo mismo todos.

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