A Purina
Dame tu mano, hermana, para entrar en la góndola.
No temas. Luz de luna amiga alumbrará
cuando el crepúsculo se llene de violines.
No mires a las aguas oscuras del canal
donde rostros de ayer flotaban como cadáveres,
ahogado su dolor de almas en pena.
Yo tengo preparado para ti
un cortejo de damas y galanes
ataviados de seda, terciopelo, encajes.
Podrás reconocer figuras del misterio
bajo sonrisas de porcelana.
Pero no te detengas a mirar
la negra sombra de tricornio y manto.
Seduce a los arcángeles. Los lleva
de quimera en quimera eternamente.
Ya es tiempo de partir. La reina aguarda
con sus lazos azules, al final del trayecto,
donde serás la estrella incandescente
que soñaste cuando niña.
Me parece un poema que rima para dentro,
ResponderEliminarcomo el valiente soldado cuyas lágrimas resbalan hacia su alma.
Dijérase que el verso
esconde a propio intento
la música divina del acento candente
y cuelga del éter cristalino
el logos
que transporta la esencia del nous puro.
(Y no digo más... de momento.)
Ahora, un poco más en serio, te felicito por esta nueva forma de expresión, que no conocía,
y que me parece realmente fantástica, propia de un auténtico profesional. Adelante, creo que es una bellísima poesía, con mucho fondo y que encierra mucho y delicado material sentimental.
Acabo de tragar saliva y sonreír
ResponderEliminarbufff...sin palabras
ResponderEliminarQué maravillosa dedicatoria, como se nota que está hecha con un inmenso cariño.
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