Una vez más, la elección del nuevo Papa me pilló de sorpresa. Una sorpresa muy agradable al tratarse del primer no europeo de la Historia, de habla hispana y jesuita, por más señas. Los primeros gestos del nuevo Pontífice han sido acogidos con entusiasmo: su gesto afable, su humildad, sus espontáneos abandonos del protocolo, etc. han creado una imagen de persona asequible, decidida, cariñosa... una personalidad muy diferente a Juan Pablo II y a Benedicto XVI, aunque en ciertos gestos me recuerda al efímero Juan Pablo I. Cada papa aporta su "carisma", su sello personal, como suele decirse.
No obstante, yo espero de él mucho más que una cruz pectoral de hierro, en vez de oro, sobre su pecho. Espero un retorno al Concilio Vaticano II en muchos temas que han sido "sepultados", como potenciar de nuevo las Conferencias Episcopales, unos nombramientos episcopales más selectos y menos "sumisos", un abrir ventanas a la investigación teológica y bíblica, y un auténtico diálogo con el mundo de hoy. Revisar temas como el uso de la píldora, la adecuación de la liturgia a un mundo en cambios rapidísimos, etc. En cuanto a la mujer, abrir espacios para su real colaboración. Por hacer una propuesta, no creo que fuera un disparate que accediera al diaconado, por lo menos. La Iglesia jerárquica no debería hablar de libertad a muchos regímenes políticos, cuando dentro de ella no existe ninguna libertad de opinión, sin que te venga rápidamente un emisario del señor obispo.
En cuanto a los gestos del Papa Francisco, pronto tendrá que asumir que algunos de ellos no sólo ponen en peligro su vida (los Papas últimos han sufrido atentados) sin necesidad, sino que el gesto de ver al Papa un día sí y otro también por las calles de Roma o por las del Vaticano, trivializaría su figura, un desgaste de imagen que tampoco sería muy positivo. Le guste o no, es el Papa de todos los católicos del mundo (no el arzobispo de Buenos Aires) y, por si fuera poco, un Jefe de Estado.
Dejemos, por tanto, un tiempo prudencial para que se informe de asuntos graves y urgentes, como parece ser el estado de la Curia y qué cambios realiza. Y, si fuese necesario, que convocara un Concilio. Porque tengo para mí que los cambios que necesita el Vaticano no los puede hacer él solo ni siquiera con la ayuda de un puñado de buenos colaboradores.
De momento, le deseo larga vida y fortaleza al Papa Francisco.
Me gusta mucho este Papa, le veo con las ideas muy claras y con carácter para ordenar la Iglesia, que buena falta hace,además ya es en sí un milagro, un argentino sencillo, que no es poco.
ResponderEliminarJosemaría, muy interesante tu reflexión, sobre todo en cuanto al papel de la mujer dentro de la iglesia.
ResponderEliminarEnhorabuena, como siempre nos haces reflexionar a todos.
Javier
Comentarios como estos son los que confunden a la gente y hacen daño a la Iglesia ¿De verdad cree que la Iglesia Católica debería permitir el uso de la píldora? ¿Sabe usted que por ejemplo la RU-486 tiene efecto abortivo? ¿Cree que la Iglesia debería permitir el uso de este tipo de anticonceptivos? ¿No cree que la gente tomaría el acto sexual menos en serio de lo que ya se hace? ¿Que perdería el fin que este tiene, formar una familia? En cuanto a la libertad de opinión dentro de la Iglesia, no me extraña que con este tipo de comentarios le llegue un emisario del señor Obispo. La Iglesia es una institución como otra cualquiera con una serie de normas que cumplir y donde todo aquel que quiera formar parte de ella ha de compartirlas y por tanto acatarlas, en caso contrario, no entiendo muy bien como puede usted formar parte de ella.
ResponderEliminarBeatriz.