SAMARKANDA

SAMARKANDA
Bienvenido al karavansar. No por casualidad he llamado así a mi blog, puesto que en alguna lengua de Oriente se llama de este modo a la posada, la pensión, la fonda, donde descansar antes de seguir el camino. Decir que la vida es un tránsito no es descubrir América (que también se hizo en un tránsito, pero por mar), pues ya muchos autores lo expresaron. Pero sí quiero señalar la provisionalidad, el azar, la hospitalidad, el descanso, la cercanía que produce "pasar" por un sitio desconocido a algo más seguro, que es el fin del viaje. Desde Jorge Manrique hasta Antonio Machado se ha plasmado la imagen del hombre como viajero. Y este blog pretende que nos encontremos, "ligeros de equipaje", en esta parada y fonda virtual, que no virtuosa. Hasta pronto.

jueves, 26 de septiembre de 2019

PEDRO EN EL PÓRTICO DE LA GLORIA



Querido Peter: Pues ya ves. Hemos enterrado el viejo y deteriorado chándal de tu cuerpo. Aunque tú ya no andabas mucho por estos mundos, sumergido en las circunvoluciones de tu cerebro. Nos mirabas sonriente pero lejano y, en mi última visita, después de saludarte y decirte lo bien que te encontraba de aspecto, me respondiste: “¿Y usted de qué familia es?”. Me quedé hecho polvo y ya no volví a tu habitación. 



   Me vinieron a la memoria aquellos años 70 y 80 en que fuimos compañeros de comunidad y de colegio. Yo no entendía una palabra de hockey (ni de ningún deporte), como tú tampoco de Literatura. Pero me gustaba preguntarte por el equipo: se te iluminaban los ojos. Me agradaba escuchar los relatos de los partidos y algunas anécdotas que te pasaron en los viajes fuera de Madrid. Como aquella vez en que a un joven jugador sevillano le tuviste que recriminar su intento de robarte sticks de tu equipo (que creo que eran de Pakistán). Y ya ves: ese muchacho llegó, con el tiempo, a Presidente de la Junta de Andalucía. Ya apuntaba maneras. Me enseñabas a solas tus premios, condecoraciones, trofeos, la foto de la plaza con tu nombre en tu pueblo, con legítimo orgullo, como el soldado enseña la foto de su novia en el cuartel. 
   También me acude al recuerdo otra anécdota tuya: allá por los últimos años 70 sucedió un hecho grave: alguien con hábito había estado robando dinero durante mucho tiempo, de la caja común de otras comunidades. Se tardó en descubrirlo. El P. Provincial recorrió todas nuestras casas explicando a cada comunidad la delicada situación. Todos guardamos el silencio del estupor y no nos atrevíamos a preguntar lo que tú sí preguntaste con claridad meridiana. Dejaste al P. Provincial sin respuesta y yo, muerto de risa a mis adentros, pensando: “Toma ya, vuelve a por otra”. 

   Mis penúltimas imágenes tuyas en Valdeluz con tu cabeza desorientada de lugares y horarios pero acudiendo como un sabueso a vigilar que la pista de hockey se mantuviera impoluta, dando voces a los chiquillos que entraban en ella a jugar otro deporte.

   Eras un leonés vigoroso de cuerpo y de alma. Sencillo de costumbres y de trato. Duro y tenaz. O sea, un bloque de piedra sillar: que de un vistazo se ven sus seis lados limpios. ¿Que se te rompió un tendón (creo que el de Aquiles) y los médicos decían que te quedabas cojo? No, señor. Te pusiste como una máquina a hacer ejercicio y recuperaste prácticamente toda la movilidad para asombro de propios y extraños. 


   Luego vino lo del premio Blume, que el Rey Juan Carlos I entregó a Valdeluz principalmente por el hockey. O sea, por ti. Cuando muchos esperábamos que serías tú quien lo recogiera de manos del Rey en el Palacio Real, o que al menos acompañaras tú al Director, no señor. Fue el delegado de deporte. Porque esa es otra: para algunos de dentro de casa, por deporte había que entender fútbol. Todo lo más, baloncesto. El resto eran extravagancias. Y el hockey, una cosa de Fray Pedro. Pues sí señor: una cosa de Pedro Tapia que llevó al aspecto formativo del deporte en el colegio hasta un grado que ningún otro deporte ni había alcanzado ni alcanzará jamás. Y de tu cantera salieron grandes figuras en esa modalidad. Cuando digo figuras pienso en el lado humano global de la personalidad de chicos y chicas que han figurado en nuestra selección, en torneos internacionales, en Olimpíadas. Ahí está tu “obra maestra”, Nacho Cobos, para orgullo de ti y de cuantos lo conocemos. Y todo eso sin que tuvieras ningún grado académico deportivo ni INEF ni gaitas. Eras un trasatlántico de lujo navegando junto a barquitos pesqueros. 

   Tú perteneciste a la última generación de religiosos con votos pero sin estudios teológicos ni ordenación sacerdotal, que se llamaban “legos”, eufemismo que evitaba llamarlos criados, con hábito pero sirvientes de los clérigos. Érais los “fray” frente a los “padres”. Cuando los aires del Concilio último y las nuevas Constituciones de la Orden os equipararon con toda justicia al resto, varios levantasteis cabeza cursando otros estudios, grados medios llegando a ser buenos ecónomos, artistas pintores o deportistas como tú. Otros se sumergieron en el ostracismo.

   A tu misa funeral, ya lo habrás visto desde el otro lado del río, acudió muchísima gente y otra tanta que, por distancias o trabajo, no pudo acudir. Pero eran miles de testimonios que, por diferentes caminos, nos llegaron. Tuviste el entierro y funeral que merecías. Este último consistió en una Eucaristía concelebrada por varios sacerdotes agustinos, asistencia de religiosos, profesores y entrenadores antiguos compañeros tuyos en la formación, hombres y mujeres que jugaron o juegan en los equipos de tu huella, el Presidente de la Real Federación de Hockey de España, la Presidenta de la misma Federación de Madrid, el Presidente de la Real Federación de Fútbol de Madrid, que fue profesor del Colegio Valdeluz. Hermosas palabras pronunciadas por unos y otros. Hermosas flores rodeando tu retrato en las gradas del altar. Hermosos cánticos. Hermosa homilía del P. Miguel Angel Orcasitas sobre el sentido de la muerte y el destino fértil que diste a tu vida, quien dijo entre otras cosas:

   “Fr. Pedro mostró siempre grandes cualidades, siendo reconocido, incluso fuera del ámbito colegial, por su dedicación al deporte. Al ser destinado al colegio de San Pablo, de la calle Valverde, siendo un joven religioso, el director le encomendó el deporte. Ignacio Cobos recuerda así sus primeros pasos: “No tenía preparación deportiva alguna, pero su carácter perseverante, con una determinación y una fuerza de voluntad como se han visto pocas veces, añadido a su humildad, su gran corazón y su enorme generosidad y bondad personal, le llevaron a conseguir, con el paso del tiempo, lo que hoy estamos contando” (Ignacio COBOS, “Hockey”, en Colegio Valdeluz. 50 años de labor educativa (1967-2017), Madrid 2018, 206).

   El colegio Valdeluz ha dado siempre gran importancia al deporte, por su valor formativo, y ha tenido excelentes promotores, que llevaron al colegio a ser reconocido por el Consejo Superior de Deportes con el trofeo BLUME (1985) y el premio Nacional de Promoción del Deporte, consignado en mano por S.M. el Rey. Fr. Pedro fue, sin duda, uno de los protagonistas de estos logros. Pero recibió además premios y distinciones personales, como fueron la medalla y placa al Mérito Deportivo de la Delegación Provincial de Deportes, el premio Siete Estrellas del Deporte de la Comunidad de Madrid, y la medalla de Oro de la Real Federación Española de hockey. En reconocimiento a su labor en este campo se dio el nombre de Fr. Pedro Tapia Fernández al pabellón de hockey que tiene en Somontes la Federación Madrileña de hockey, de la que Fr. Pedro fue presidente durante ocho años. Gracias a su trabajo apasionado en este campo, al hablar del colegio Valdeluz era inevitable referirse al protagonismo del colegio en el hockey. 


   Pero más notorio que el reconocimiento externo es la huella dejada en los alumnos. En todos los colegios donde trabajó transmitió a los alumnos su pasión por el deporte. En una entrevista en El Pais, con motivo de la concesión del premio Siete Estrellas dijo: “El deporte lo hago porque lo llevo dentro y a favor de la juventud”. Desde esta auténtica cátedra de comportamiento promovió los valores del deporte, marcando con su huella a los muchos jóvenes –chicos y más tarde también chicas- a los que entrenó, inculcando la importancia del trabajo en equipo y una insaciable competitividad. La calidad de esa enseñanza, en la que aportaba técnicas pioneras fruto de su creatividad, se refleja en el reconocimiento logrado por el colegio Valdeluz en este campo y por el nivel deportivo alcanzado por buen número de discípulos extraordinarios –ellos y ellas-, que han llegado a formar parte de las diferentes selecciones españolas y a participar en las citas olímpicas. El cariño de los discípulos hacia Fr. Pedro –“los niños y las niñas de fray”, como dice Ignacio Cobos- lo han demostrado, interesándose por él en estos años de retiro, decadencia física y mental, y enviando hoy sus condolencias al conocer su muerte, haciéndose alguno presente aquí, para participar en esta eucaristía de acción de gracias y súplica ante el altar del Señor.” 


   No te canso más, frase inadecuada pues donde estás ahora no existe el cansancio, unido con la Luz y Energía eternas. Echo de menos tu presencia en esta casa para que dieras alguna opinión de los últimos acontecimientos. Sería lapidaria, sincera, sabrosa, contundente, como un gol. Algo que ya se va haciendo raro. 




   Repito: te hemos hecho el entierro y funeral que merecías. Ya sabes que España es un país de entrañables, sentidas y lucidas exequias. Estás ya en el pórtico de la gloria. En piedra, porque Pedro significa piedra.

3 comentarios:

  1. Entrañable semblanza de Fray, recordado.

    ResponderEliminar
  2. Hermosas y fraternales palabras. De nuevo, mis condolencias.

    ResponderEliminar
  3. Querido Magíster, bellísimo gorigori el tuyo. Muchas gracias por compartirlo.
    Aquellos años 70, que demasiado a menudo retornan a mis nostalgias, tienen protagonistas claros en mis ensoñaciones. Tú el más luminoso, faro de mis derrotas navegaciones, ofreciéndome los salvavidas más necesarios en mi existencia. Y Fray Pedro también con su limpia mirada que, junto con Gustavo, me enseñó a superarme frente a la fatiga (la enseñanza que más practico todavía, resistir)... Y varios otros, Mari Carmen, Fabián, el Titi, el padre Manrique (también él iluminó mis lecturas; hacia la filosofía, que es el único refugio que me queda), doña Nélida...
    Mejores tiempos...
    Un fuerte abrazo. Habría querido estar allí acompañándole, acompañándote, pero ya, como en casi todo, llego tarde... Si hubiera alguna misa más adelante, avísame, por favor... Abrazo, jaime

    ResponderEliminar