Dedicado a editores, libreros y
bibliotecarios que tanto hacen por la difusión de los libros entre lectores.
Cuando yo
era niño vinieron mis primos a pasar unos días de vacaciones veraniegas a mi
casa. Les acompañaba un estudiante mexicano de Derecho en Madrid, Eneas Rivas
Castellanos, nombre ya de por sí literario, quien llegaría a ser una personalidad en su país y que falleció
hace tres meses. Eneas me regaló Miguel
Strogoff, de Julio Verne, con la dedicatoria: “Si tu pensamiento es bajel,
busca los libros, que son amplios mares”. Por eso, al leer novela de Christopher
Morley, me vinieron a la mente las palabras de Eneas, mis muchas horas de lectura
en la Biblioteca Municipal de Villanueva de los Infantes, atendida por Virgilio
Cano, o en mi casa con tebeos, novelas y obras de teatro escondidas bajo el texto de Matemáticas,
asignatura que suspendía inexorablemente, durante los veranos.
Esta es la
novela que encanta a editores, libreros, bibliotecarios y, naturalmente,
lectores. El autor usa la técnica del “manuscrito recibido”, en la cual el
autor que leemos en portada se muestra como mero editor o transmisor. Es
leyendo el volumen escrito en primera persona por Helen Mc Grill, antigua
institutriz que vive al frente de la casa y la granja que comparte con su
hermano Andrew. Este llega a convertirse en escritor de éxito y descuida sus
labores. Harta de la situación, Helen aprovecha que un día su hermano está
ausente y llega Mifflin subido en su comercio ambulante de libros hasta las
puertas de la granja. Compra su carromato al estrafalario librero y se marcha
con él. Este buen hombre abandonó su trabajo como maestro y se fue por los
caminos con el carruaje pomposamente llamado El Parnaso, librería ambulante con
la que ha recorrido campos y pueblos vendiendo libros con una vocación casi de
predicador y con un éxito considerable, ya que también ha hecho amistad con
varios clientes. Pero desea retirarse y Helen ve la oportunidad de comprar el
vehículo-tienda aprovechando que su hermano está ausente.
Las
aventuras de esta pareja de “quijotes” se suceden. Y no aludo a la novela cervantina
solamente porque ambos personajes forman una pareja similar, ya que se
desarrollan en el relato a través del diálogo y los sucesos, sino al contagio
que sufre Hellen en esa labor “evangelizadora” de las gentes. También, porque sus
vidas están marcadas por los libros, en sus conversaciones se dan menciones,
citas y opiniones literarias, recorren caminos, pernoctan en hoteles como
ventas españolas, son asaltados por ladrones, etc. Igual que en la más famosa novela
española (mencionada una vez en el relato), los dos se separan por un breve
tiempo, como Sancho cuando se ve solo al frente de la ínsula Barataria.
Me alegra
haber descubierto a este escritor norteamericano (aunque sofisticado y
humorista como uno británico) a través de su novela más difundida. Habrá que
seguir su pista como un cliente de esa librería itinerante, como un converso a
la doctrina del buen Mifflin: “Que nos llamen hombres no nos convierte en hombres. Ninguna criatura
sobre la faz de la tierra tiene derecho a creerse un ser humano a menos que
esté en posesión de un buen libro.”
Una divertida novela y un magnífico autor: https://exlibrismaiteblog.blogspot.com/search?q=La+librer%C3%ADa+ambulante
ResponderEliminarSaludos