La culpa no fue del café que
acepté después de la cena con amigos, sin estar acostumbrado a tomarlo a esas
horas. La tuve yo. Me dieron las doce, la una, las dos…, como en la canción de
Sabina, sin conciliar el sueño. Ni siquiera contando hasta mil trescientos
corderos. O el mismo cordero pasando ante mí esas tantas veces. ¿Y si contara
diputados y senadores? A fin de cuentas, no hay tanta diferencia entre unos y
otros cuando siguen, dóciles, al cayado del pastor o del rabadán.
Me resulta fácil recordar que las
Cortes Españolas están compuestas por el Congreso de los Diputados, con 350
miembros y el Senado, con 266, quienes por cierto gastaron en viajes casi un
millón de euros más en 2017 que en 2016, lo cual despierta en mí un sentimiento
de compasión por esas vidas tan agitadas que llevan dentro y fuera de España.
Por tanto, los españoles estamos representados dentro del país por 616 personas
y en la Unión
Europea por 54 eurodiputados, todos ellos defendiendo nuestros intereses como
un solo hombre. No los de su partido.
Como madrileño de residencia,
cuento con 129 diputados que velan por mí. Puedo dormir tranquilo, aunque no lo
consiga. Como nativo de Castilla-La Mancha son 33 los que en Toledo cuidan de
mis paisanos. Una cifra austera (la misma que en La Rioja) si la comparamos con
los 135 diputados del Parlament que gozan los catalanes. También menos que
Cantabria, con 39 cántabros en los escaños. Autonomía uniprovincial en la que
ya no existe diputación provincial, como igualmente sucede con el Principado de
Asturias (45 diputados), el gobierno de Navarra (50 diputados forales), Madrid
(129 diputados) y Murcia (45 diputados). Ceuta y Melilla, como ciudades
autónomas, tienen 25 diputados concejales cada una, lo cual es un ahorro. A
oscuras y en mi cama, iluminado por la pantalla del móvil buscando en Google, parezco
estar en una sesión de espiritismo y no es la mejor manera de invocar al dios
Morfeo.
Curiosamente, Andalucía tiene 109
diputados, veintiséis menos que Cataluña aunque cuenta con un millón de
habitantes más que esta. Galicia y País Vasco coinciden: 75 escaños cada una.
Castilla y León tiene 84 “señorías” en su parlamento y escasa diferencia entre
Aragón (67) y Extremadura (65). Valencia puede presumir de muchas cosas pero,
también, de la cifra cabalística de 99 diputados. Es como esos precios que nos
rebajan un euro para parecer más baratos.
Párrafo aparte merecen los dos
archipiélagos que mantienen gobiernos autonómicos y organismos propios,
similares a las diputaciones. Baleares tiene 59 diputados y 76 consejeros
insulares. Canarias dispone de 60 de los primeros y 149 miembros de los
cabildos locales.
Por mencionar un país de nuestro
entorno, Alemania cuya estructura es muy semejante a la nuestra, tiene un
número proporcional de escaños en su cámara legislativa (Bundestag), si lo
comparamos con España: doble de población (83 millones) y doble número de
diputados (709); en cambio, su Senado o Cámara regional (Bundesrat) sólo cuenta
con 69 senadores casi doscientos menos que nuestra cámara alta.
Consuela saber que los españoles
estamos representados, directa o indirectamente, por 1.822 “señorías” velando
por nuestros intereses. Y legislan sin cesar, ganándose un sueldo para hacer
que nuestro laberinto legal sea más entretenido: algo así como jugar al parchís
o la oca. El móvil se me queda dormido, sin batería. Y yo, con los ojos como platos.
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