En uno de los poemas de Antonio Machado, existe un fragmento que siempre lo recuerdo, en especial en Jueves Santo. Aunque él no lo menciona, porque trata en el poema de su falta de brújula en la vida, de ese "Dios deseado y deseante" al que también se refirió Juan Ramón Jiménez, me resulta fácil imaginar a un Machado niño perdido en una procesión de Semana Santa:
"Como perro olvidado que no tiene
huella ni olfato y yerra
por los caminos, sin camino, como
el niño que en la noche de una fiesta
se pierde entre el gentío
y el aire polvoriento y las candelas
chispeantes, atónito, y asombra
su corazón de música y de pena,
así voy yo, borracho melancólico,
guitarrista lunático, poeta,
y pobre hombre en sueños,
siempre buscando a Dios entre la niebla"
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